El presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, ha pedido al Tribunal Internacional de Justicia de la ONU (TIJ) que dicte una orden urgente “para que detenga la actividad militar rusa” en su país. Aduce para ello que “Rusia ha distorsionado la noción de genocidio para justificar la agresión y debe ser hecha responsable de ello”. En el marco de la justicia internacional, una demanda de estas características, en pleno conflicto armado, desplaza por su urgencia a todos los demás casos estudiados por los 15 jueces del tribunal. De modo que es posible que estos resuelvan en los próximos días si cabe dictar medidas cautelares, como ha pedido Ucrania, al menos para que no se agrave la situación.
El Tribunal Internacional de Justicia es la máxima instancia judicial de Naciones Unidas y resuelve litigios entre Estados. Ambas partes deben aceptar su jurisdicción, un acuerdo previo imposible dada la actual situación bélica. Sin embargo, como se presume que Ucrania ha invocado la Convención para la Prevención y Sanción del delito de Genocidio (1948), de la que forman parte Kiev y por Moscú, el TIJ puede analizar el caso.
“Hay que dejar las cosas claras: desde el punto de vista del orden legal internacional edificado desde 1945, lo que hemos visto es una invasión de un Estado soberano del territorio de otro Estado soberano. Es algo que no ocurría desde la Segunda Guerra Mundial en el continente Europeo, pero el tribunal de la ONU no tiene jurisdicción para pronunciarse sobre la agresión militar en sí misma. Sí podría indicar ciertas medidas provisionales en virtud de la jurisdicción que sea invocada por Ucrania”, dice, al teléfono, Vladyslav Lanovoy, profesor asistente de Derecho Internacional de la universidad canadiense de Laval, en Quebec, que fue asesor legal de uno de los jueces del tribunal. En su opinión, cuando el presidente ruso, Vladímir Putin, alega que desde 2014 se ha producido supuestamente un genocidio contra la población de la región del Donbás (la minoría rusa en las autoproclamadas repúblicas de Donetsk y Lugansk), “retuerce la noción de genocidio para justificar la agresión contra Ucrania”.