Publicidad e Inseguridad del Juicio

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El Principio de publicidad del juicio, no se debe confundir con la inseguridad; la publicidad procura que las partes del proceso y los interesados, puedan tener acceso al juicio que se celebra; sin embargo, basado en el principio de publicidad, no se puede establecer de manera permanente en los tribunales un sistema de inseguridad para los jueces, abogados, víctimas y testigos.

Algunos Palacio de Justicia de la República Dominicana, por no decir todo, están hundido en la inseguridad, pues, todo el que desea entrar al juicio, se le permite la entrada, sin la necesidad de justificar su calidad en el proceso, es decir, no son abogados, no son testigos, víctimas, peritos, sino muchas veces personas que tomaron la decisión de presentarse en el tribunal a presionar a los jueces, amenazar abogados, testigos y víctimas. La situación es grave, y eso ya fue superado en el sistema de justicia estadounidenses, pues todo el que ingresa a un tribunal de los Estados Unidos, debe justificar su presencia en el mismo.

En la República Dominicana, casi todos los tribunales están desprovistos de seguridad, ahí entra todo el que le da la gana, se arman pleitos dentro de los tribunales, destruyen sillas, bancos y la propiedad del tribunal y las secretarias hay que trancarlas para que no sufran daños y agresiones, tal es el caso de San José de Ocoa, San Cristóbal, San Francisco de Macorís, San Pedro de Macorís, Moca, entre otros tribunales, porque están al intemperie de protección, pues ahí ni funciona la policía, ni funciona la seguridad judicial.

Respuestaprocesal.com.do, entiende que llegó la hora de poner control en los tribunales de la República Dominicana, de entender por fin, que la publicidad del juicio es una garantía para las partes del proceso y para los interesados que de manera pacífica, deseen observar el juicio, pero estos últimos tienen que ser registrado en un listado y en caso de que se violenten dentro del tribunal, poniendo en peligro la seguridad de los jueces, fiscales, abogados, víctimas, testigos y el personal del tribunal, entonces aplicarle las reglas duras, sin piedad ni misericordia y sin garantías procesales, para los que irrumpan la paz y la tranquilidad de los tribunales, debiendo ser recluidos en la mazmorra más oscura de la cárcel, por no menos de 20 años.