Washington. El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, celebró este martes que se haya hecho «justicia» en el juicio por la muerte del afroamericano George Floyd en mayo pasado, después de que el expolicía Derek Chauvin fuera declarado culpable de los tres cargos que enfrentaba.
«Nada va a hacer que las cosas mejoren del todo, pero al menos ahora hay algo de justicia», afirmó Biden durante la llamada telefónica.
El presidente recordó el famoso comentario que hizo la hija de George Floyd, Gianna, durante una de las miles de marchas contra el racismo que espoleó la muerte de su padre el pasado verano.
«Pienso en el comentario de Gianna, que decía ‘mi padre va a cambiar el mundo’. Va a empezar a cambiarlo ahora», aseguró Biden en la llamada, que también escucharon otros familiares de Floyd.
El mandatario describió a la familia de Floyd como «increíble» y dijo que le gustaría estar con ellos para abrazarles, mientras que la vicepresidenta, Kamala Harris, les describió en la misma llamada como «líderes reales».
Harris aseguró que el veredicto marcará «un punto de inflexión» en Estados Unidos, y tanto ella como Biden se comprometieron a impulsar más reformas sobre las prácticas policiales en el país.
Biden y Harris vieron el veredicto en directo desde la Casa Blanca, y el presidente telefoneó luego al gobernador de Minesota, Tim Walz; y a continuación a Philonise, una llamada en la que participaron también Harris y la primera dama, Jill Biden.
Horas antes de que el jurado terminara de deliberar, Biden generó algo de polémica al asegurar que estaba «rezando para que el veredicto sea el correcto» e insinuar que las pruebas contra Chauvin eran «abrumadoras».
La portavoz de la Casa Blanca, Jen Psaki, dijo luego que el presidente no pretendía «influir» en el jurado, que se encontraba aislado, sino únicamente «expresar su compasión por la familia» de Floyd.
Los miembros del jurado decidieron de forma unánime que Chauvin es culpable de asesinato involuntario en segundo grado, penado con hasta 40 años de cárcel; asesinato en tercer grado, con una condena máxima de 25 años, y homicidio involuntario en segundo grado, que acarrea hasta 10 años de privación de libertad.
Como no tiene antecedentes penales, solo podría ser condenado a un máximo de 12 años y medio de prisión por cada uno de los primeros dos cargos y a 4 años de cárcel por el tercero.
La sentencia que deberá cumplir el exagente de polícia ya condenado por causar la muerte por asfixia de Floyd en mayo de 2020 se conocerá en unas semanas, entre seis y ocho, según ha apuntado el juez. EFE