Docenas de hombres demacrados, con pómulos hundidos y costillas sobresalientes, yacen en silencio en la enfermería de la prisión más grande de Haití, la mayoría demasiado débil como para ponerse de pie. El cadáver de un reo que murió de malnutrición está cubierto debajo de una capa de plástico.
El hacinamiento, la mala nutrición y las enfermedades infecciosas que brotan en celdas han conllevado a un aumento de muertes de reos, incluyendo 21 en la penitenciaría de Puerto Príncipe sólo el mes pasado. Aquellos que monitorean las prisiones del país están haciendo sonar las alarmas sobre las decadentes condiciones.