El Colegio de Abogados de la República Dominicana (CARD), se fundó en el año 1983 por la Ley No. 91-83, siendo Presidente Salvador Jorge Blanco. En la actualidad está conformado por más de 50,000,00 mil miembros y es una entidad de derecho público autónoma.
Ese gremio jurídico en todos sus años de formación para poco ha servido, pues los abogados cada día se hundían en el abandono y el desorden, porque el colegio fue secuestrado por una casta política irracional que nunca comprendió el concepto de institucionalidad y todo lo manejaba de manera personal incluidos los fondos que recibe por efecto de la ley. Ahí han pasado cosas horribles, como la emisión de cheques sin fondos a empleados y servidores, cosa que jamás pudiera hacer una entidad como esa.
Recientemente fue elegido como Presidente del Colegio un abogado de ejercicio, el Dr. Miguel Surun Hernández, un hombre honesto, serio y capaz, que ha iniciado la batalla, renunciando a su salario personal allí, apoyando a los jueces que se le ha intentado desacreditar y haciendo pronunciamiento en favor del Sistema de Justicia Dominicana, apoyando los jueces de la Suprema Corte de Justicia y a los abogados, firmando acuerdo de facilidades para el ejercicio de los abogados y sometiendo a la acción judicial a los que utilizan de manera falsa la profesión, en sentido general dignificando el gremio y eso es una muy buena acción que hay que resaltar. Ojalá que ahora sea un Colegio de verdad, con un régimen de consecuencias jurídicas para todos, con protección igualitaria.
El Dr. Miguel Surun Hernández, debe patrocinar una escuela fuerte de entrenamiento para los abogados de reciente graduación, que no han tenido ejercicio, un proyecto de seguimiento en la educación continuada obligatoria para los abogados ya graduados y en el ejercicio, tomar las medidas de lugar para que sean respetado los abogados, que son irrespetado en su gran mayoría en muchas fiscalías y tribunales, pero también para que los abogados aprendan a respetar a los fiscales y a los jueces, y que los abogados puedan modificar su conducta, y especializarse.
El Colegio de Abogados perdió el prestigio en mano de muchos de los pasados Presidentes, porque estos nunca se interesaron en resolver los problemas de fondo del gremio, como la nueva aprobación en el Congreso de una Ley de Estado de Gastos y Honorarios y ejercicio de la profesión, que quedó desamparada, con la anulación de parte del Tribunal Constitucional de algunos de sus marcos jurídicos.
La batalla que enfrenta y enfrentará el Dr. Miguel Surun Hernández, no es ni será pequeña, pero parece que está dispuesto a echar el pleito, ya que los abogados que conforman el gremio son muy difícil de manejar, y en algunos impera la ignorancia jurídica.
Debe resolver con carácter de urgencia, a través de la educación, el desconocimiento que existe en algunos abogados que a diario avergüenzan a sus representados, y del mismo modo, las inconductas personales que arrastran algunos abogados, que luego ponen en peligro su ejercicio profesional.
En lo relativo al Colegio, sus fiscalías y el Tribunal disciplinario, la reforma es aun más urgente, pues hay allí personas que ejercen como fiscal y jueces, que le han hecho mucho daño a los abogados, por influencia externa de gente que ni siquiera son abogados, otros abogados han sido favorecido de la misma manera, aún cuando son delincuentes comunes, de los más peligrosos que tiene el país. En definitiva, recuperar el prestigio del Colegio de Abogados a los niveles que ha alcanzado el Colegio Médico, será difícil, pero no imposible y hay que seguir luchando hasta lograrlo.