Trascurridos tres meses desde la expedición del Decreto Legislativo 806 del 4 de junio de 2020, mediante el cual, “se adoptan medidas para implementar las tecnologías de la información y las comunicaciones en las actuaciones judiciales (…)”, a continuación, un balance general sobre lo ocurrido hasta la fecha, señalando los pros y los contras de lo que se denomina hoy en día como: Justicia Virtual.
(Administrando justicia).
Teniendo en cuenta lo anterior, Henry Sanabria, socio y fundador de la firma Sanabria & Andrade y quien, además, hizo parte de la comisión de asesores del Gobierno en materia de esta implementación, comparte este comparativo y algunos retos que tiene el Sistema Judicial frente a la virtualidad.
PROS
1. Después de un paro de más de cuatro meses por causa de la emergencia sanitaria, se logró reactivar el funcionamiento de la administración de justicia a través de medios virtuales y tecnologías de la información, gracias al decreto adoptado por el Gobierno.
2. Salimos de un confinamiento judicial en donde la justicia cesó actividades por cuenta de la emergencia sanitaria y se logró la reanudación de los términos judiciales y eso implicó que tanto tribunales como jueces, empezarán a prepararse para atender y prestar sus servicios en la era de las tecnologías, un mecanismo que hoy en día marca la delantera.
3. Un cambio de mentalidad ahora hace parte del escenario de la justicia; las actuaciones dejaron de ser presenciales, siendo ahora la virtualidad, la regla general y no la excepción.
4. Se dio paso a lo que desde el año 1996 se viene trabajando junto con la Ley 270 – Estatutaria de la Administración de Justicia y que se denominó para ese entonces; “Tecnología al servicio de la administración de justicia” y que más adelante, se renombró como Plan de Justicia Digital.
5. Se logró que de forma válida se presenten demandas a través de mecanismos virtuales, evitando el desplazamiento de las personas y la realización de diligencias presenciales, como: tramites notariales y radicación de documentos en físico. Lo anterior, permitió que las personas puedan someter sus controversias a la administración de justicia vía correo electrónico.
6. Se evidencia un ahorro significativo en tiempo, lo cual debería propender por una mayor eficiencia en el trabajo de los despachos judiciales.
CONTRAS Y RETOS:
1. Surge la necesidad de atender problemas de orden tecnológico como: 1. la conservación e integridad del expediente digital y, 2. la unificación de las tecnologías que estarán al servicio de la administración de justicia. Este aspecto ha sido criticado por expertos en materia digital, por considerar que en la actualidad no están dados los presupuestos necesarios para que las actuaciones judiciales sean conservadas integralmente en medios digitales.
2. Existen dudas respecto a las constancias de entrega o radicado de memoriales mediante correos electrónicos, ya que no siempre se cuenta con un acuso de recibido por parte del despacho judicial.
3. El uso de las tecnologías de la información no fue planeado e implementado gradualmente, sino que, es producto de un estado de emergencia.
4. Se ha presentado un exceso de formalismo por parte de ciertos despachos judiciales para admitir demandas, requiriendo anexos que no son obligatorios.
5. Se ha evidenciado, en algunos casos, una falta de colaboración de parte de los abogados y los intervinientes para facilitar la realización de las audiencias virtuales. Es necesario la colaboración de todos para asegurar que las actuaciones se realicen sin problemas, como, por ejemplo, preparar con antelación las condiciones técnicas de conectividad para la realización de audiencias virtuales.
6. Hay que priorizar por adecuar la capacidad de los correos electrónicos de los Despachos Judiciales con el objetivo de poder recibir archivos completos con memoriales, demandas y demás anexos.
Es cierto, que lo ideal hubiera sido que la justicia virtual contara con un proceso planeado y diseñado con anterioridad, pero, la actual situación de emergencia sanitaria obligó a hacer uso de las herramientas tecnológicas que son comunes y frecuentes en otros escenarios de la vida. Por lo tanto, con sus pros y sus contras, la justicia digital ha llegado para quedarse, por lo que la prioridad de hoy es abordar los retos y construir sobre lo existente.