ANKARA. El derribo el martes de un cazabombardero ruso por Turquía en la frontera turco-siria ha sido justificado por Ankara con dos motivos: porque violaba el espacio aéreo turco y como medida para proteger a los turcomanos en Siria, víctimas de bombardeos rusos.
Aunque el motivo formal del derribo fue la violación fronteriza (negada por Rusia), Ankara ya había advertido varias veces a Moscú de su preocupación por los bombardeos en una zona habitada por turcomanos, dentro de la campaña rusa en apoyo del régimen sirio y, en teoría, contra los yihadistas del grupo Estado Islámico.
Los turcomanos son una minoría presente en varias regiones de Siria desde hace siglos y cuya cultura y lengua coinciden en gran medida con la turca de Anatolia, por lo que el Gobierno turco los considera “hermanos étnicos”.
Este respaldo es notorio, no sólo mediante el envío de ayuda humanitaria, sino también en su utilización como milicia aliada en Siria.
Así, la operación aérea de cazas turcos y estadounidenses contra el Estado Islámico (o Daesh, en su acrónimo árabe) al noreste de Alepo, el viernes pasado, apoyaba un avance de la brigada turcomana Sultán Murad, que logró arrebatar dos aldeas a los yihadistas.
Ayer mismo, el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, insinuó que Turquía podría haber enviado armas a los turcomanos, al recordar un incidente en el que camiones cargados de armas escoltados por el servicio secreto turco fueron interceptados por la Policía en enero de 2014.
“Dijimos que era ayuda humanitaria. Y si eran armas ¿qué pasa? Era ayuda para nuestros turcomanos en (la región de) Bayir-Bucak, que sufren opresión”, defendió el presidente, denunciando los bombardeos rusos y recordando que en esta zona no hay presencia del Daesh.
“Es cierto, ahí no está el Daesh. Pero sí está el Frente Al Nusra, brazo sirio de Al Qaeda, y otras organizaciones yihadistas como Ahrar Sham, la propia brigada Sultán Murad o el Ejército Fatih”, explicó a Efe hoy en conversación telefónica Ibrahim Varli, redactor jefe del diario Birgün.
“El Ejército Fatih fue fundado en marzo bajo los auspicios de Turquía, Catar y Arabia Saudí y su mayor componente es el Frente Al Nusra; otro es Ahrar Sham, que recibe apoyo del Gobierno turco”, agregó este experto sobre la política de Ankara en el país vecino.
“Los turcomanos de Siria no están todos en el mismo bando. Una gran parte apoya a Bachar al Asad”, puntualizó Varli.
Turquía ha puesto el acento en la identidad étnica de los turcomanos, no en la afiliación religiosa de sus brigadas, pero al menos algunas de ellas parecen formar parte del panorama islamista radical, como la mayoría de los grupos que siguen combatiendo hoy contra Al Asad.
Así lo sugiere una fotografía difundida por Kaptan Kartal, un político turco del partido ultranacionalista BBP, quien visitó Bayir-Bucak el domingo pasado y se retrató con varios combatientes turcomanos barbudos bajo dos banderas negras con el credo islámico, muy similares a las utilizadas por el Frente Al Nusra y Al Qaeda.
Hoy continúan los combates en esta zona de colinas, lindante con la frontera de la provincia turca de Hatay y situada unos 30-40 kilómetros al noreste de la ciudad portuaria siria de Latakía, feudo de Al Asad y emplazamiento de la base aérea utilizada por Rusia.
Los bombardeos de la artillería siria contra las posiciones turcomanas en esta zona se pueden escuchar desde la frontera turca, según los medios de Ankara.