DALLAS. Después de la muerte de cada afroestadounidense a manos de la policía, el presidente Barack Obama se ha expresado rápidamente en contra del mal desempeño policial, dando voz a la generación de afroestadounidenses que se ven en el otro lado del garrote, perro o pistola policial.
Si bien esas palabras han consolado a la comunidad negra, también han exasperado a muchos uniformados. Algunos han descrito sus comentarios como una bofetada en la cara, una condena muy rápida antes de que se sepan todos los hechos y una falta de reconocimiento para los miles de policías que hacen buen trabajo y arriesgan sus vidas a menudo.
“Estaría bien que él dijera, ‘Hey, apoyo lo que estás haciendo’’’, dijo Scott Hughes, jefe de policía en Hamilton Township, un suburbio de Cincinnati, Ohio. “El presidente no quiere defender a la policía. Es muy parcial”.
El martes, Obama fue a Dallas para rendir tributo a los cinco policías que fueron asesinados por un francotirador mientras se desarrollaba una protesta pacífica. El presidente tal vez dio su apoyo más fuerte hasta el momento a las fuerzas del orden, llamándolos héroes que murieron al mantener un derecho constitucional.
“Al igual que los policías de todo el país, estos hombres y sus familias tenían un compromiso con algo más grande que ellos”, dijo Obama.
Pero para muchos en las fuerzas del orden, las palabras de Obama, si bien son apreciadas, son vistas con recelo. ¿Realmente siente y cree lo que dice? Sus dudas surgen de lo que consideran desaires que les hizo en su primer mandato, y creen que el mandatario ha ayudado a atizar las llamas del odio contra la policía.
Los policías dicen que poco después de que Obama asumió el poder, ellos sintieron que no recibirían el mismo aprecio que les mostraron sus dos predecesores, quienes parecían contar con el apoyo de los policías.
Bajo el presidente Bill Clinton, la Ley del Crimen de 1994 entregó fondos para contratar a decenas de miles de policías adicionales. La imagen del presidente George W. Bush junto con los rescatistas en medio de los escombros del Centro de Comercio Mundial también envió un mensaje fuerte.
Siete meses después de que Obama asumió la presidencia, el profesor de Harvard Henry Louis Gates fue arrestado mientras trataba de abrir la puerta de su casa, que estaba atorada. El policía blanco que respondió a un reporte de posible robo lo arrestó por alteración del orden público.
El incidente creo un debate sobre el prejuicio racial y Obama dijo que la policía había actuado “de manera estúpida”.