Manifestación de locura obliga aplazar audiencia contra dominicano

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NUEVA YORK. El dominicano José Martínez, acusado de asesinar a balazos a su exnovia Marcel Paredes el 31 de diciembre de 2010 y tratar de suicidarse, provocó la suspensión de una audiencia que se llevaba a cabo el martes en la Corte Superior del Condado Passaic en Nueva Jersey, al realizar muecas, decir palabras incoherentes y llorar durante el proceso.

Martínez también se daba golpes en la cabeza contra la pared, sollozaba y temblaba con fuertes espasmos.

El juez reenvió el caso para finales de este diciembre.

En la audiencia, Martínez se declararía culpable mediante un acuerdo con los fiscales, pero luego de este incidente en el tribunal, su abogado defensor repite que ello demuestra que todavía no está apto para enfrentar la justicia.

Los fiscales dicen que mató a su exnovia cuando la vio acompañada por su nuevo compañero en una calle de Paterson.

Martínez, quien después de recuperarse de un tiro en la cabeza, en su intento por quitarse la vida después de ultimar a Paredes, fue confinado a un manicomio, pero posteriormente un panel decidió que está apto para enfrentar un juicio por asesinato en primer grado.

Había interrumpido audiencias anteriores con una serie de aullidos histéricos y después de cuatro informes psiquiátricos durante su estadía de tres años en el manicomio, se llegó a la conclusión de que es mentalmente incompetente.

Basándose en ese informe, un juez del Tribunal Superior en Paterson desestimó la acusación de asesinato y posesión ilegal de un arma contra Martínez, pero una nueva evaluación el año pasado concluyó en que había mostrado una mejoría.

La jueza Marilyn Clark dictaminó que es apto para ser juzgado y ordenó a su abogado y los fiscales llegar a un acuerdo.

El acusado ha estado recluido en el centro para enfermos mentales Ann Klein, un hospital psiquiátrico en Trenton, desde que salió del hospital.

Después que Martínez fue trasladado al juzgado el martes su abogado, Harley Breite le dijo al juez que no había podido comunicarse con su cliente, antes de esa audiencia.

“Estaba temblando, estaba llorando, él lloraba, estaba botando espuma de su boca”, dijo el defensor.

“Me dijo cinco veces que quiere volver a matarse, por lo que se me hizo imposible comunicarme con él”, le explicó el jurista a la magistrada.

“No voy a liberarlo del caso”, advirtió la jueza Breite. “Es un caso de asesinato. Él te envuelve. Él puede volver a ser incompetente, y dudo muy seriamente que podamos avanzar en la actualidad”, añadió la jueza.

La magistrada dijo que un técnico médico de emergencias le había informado que Martínez se había golpeado a propósito la cabeza contra una pared de la planta baja y tiene un pequeño abultamiento en la cabeza.

Cuando la jueza le preguntó al abogado si creía que Martínez ya estaba listo para regresar a la sala, el jurista le respondió que “acabo de hablar con él y estaba tranquilo “, respondió el abogado.

Pero segundos antes de que Martínez fuera llevado de vuelta a la sala de justicia, los presentes escucharon un gemido creciente, marcado únicamente por jadeos para respirar.

Martínez apareció en la sala, de pie entre un oficial del sheriff del condado Passaic y su abogado, y continuó gimiendo y llorando con los dientes apretados con fuerza, con los brazos temblando incontrolablemente y haciendo sonar las esposas.

Cuando el intérprete en español de la corte traducía, Martínez emitía más lamentos y sollozos.

La jueza dijo que Martínez estaba dispuesto a regresar al tribunal el 20 de diciembre.

“Veremos cómo estará su estabilidad emocional en ese momento”, dijo la magistrada al abogado, luego esperó a que el intérprete completara la traducción, mientras el llanto y la sofocación de Martínez continuaban.

“¿Lo entiendes?” le preguntó ella al acusado, para sólo conseguir una respuesta de más lamentos y ruidos de las esposas.

“Está bien, llévenselo”, les ordenó la jueza a los oficiales de la corte.

La fianza de $500.000 dólares impuesta a Martínez fue reintegrada al mismo tiempo que su acusación de asesinato, cuando la magistrada recibió el informe de que era apto para ser juzgado.