Maduro amenaza con encarcelar a opositores por “juicio político”

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CARACAS. El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, aseguró este viernes haber “derrotado” un intento de golpe de Estado al “fracasar” la huelga general convocada por la oposición, a cuyos líderes amenazó con encarcelar si le hacen un juicio político.

Ante miles de seguidores frente al palacio presidencial de Miraflores, Maduro anunció que demandará ante la justicia a la mayoría opositora en la Asamblea Nacional por abrirle un proceso que “no existe en la Constitución”.

“Yo no me voy a quedar cruzado de brazos ante ese golpe de Estado, más temprano que tarde les llegará la justicia, que les quede claro a los golpistas”, advirtió.

Maduro fue citado a comparecer el próximo martes ante el Parlamento para que escuche las acusaciones de “abandono del cargo”, como parte de lo que los opositores consideran un “juicio político” de responsabilidad por el agravamiento de la crisis política y económica.

“Estoy dedicado las 24 horas del día (…) a gobernar”, se defendió.

La acusación parlamentaria, una huelga que se cumplió parcialmente este viernes y una marcha a Miraflores convocada para el próximo jueves son parte de una nueva ofensiva de la alianza Mesa de la Unidad Democrática (MUD) contra el gobierno, tras la suspensión hace una semana del referendo revocatorio contra Maduro.

La Asamblea, controlada por la MUD, también se plantea debatir la supuesta doble nacionalidad colombiana de Maduro -lo que lo inhabilitaría para ejercer el cargo-, pero el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) certificó este viernes que el mandatario es venezolano.

En medio de esta escalada, gobierno y oposición podrían reunirse el domingo para explorar un posible diálogo a instancias del Vaticano, dijo a AFP el secretario ejecutivo de la MUD, Jesús Torrealba. La oposición se pronunciará al respecto este sábado.

¡Nadie le paró al paro!

Calles y avenidas de Caracas y otras ciudades del país, como Maracaibo (noroeste) y San Cristóbal (oeste), lucieron este viernes con menos movimiento que lo usual, pero el transporte y algunos comercios y escuelas funcionaban, mientras algunos bancos abrieron y universidades privadas cerraron.

El vital sector petrolero, bajo control del Estado, operaba sin contratiempos.

“Nadie le paró (atendió) al llamado al paro de estos improvisados de la derecha. El país estuvo al 100%. El paro de la derecha golpista fracasó”, aseveró Maduro, quien había amenazado con que la Fuerza Armada ocuparía las empresas que cesaran sus actividades.

En contraste, el diputado opositor Juan Andrés Mejía sostuvo que “el paro fue acatado a nivel nacional y fue exitoso”.

Más de 1.000 empresas fueron inspeccionadas por la Fuerza Armada, cuyo alto mando declaró esta semana “lealtad incondicional” al presidente.

“La situación está muy difícil como para no trabajar”, dijo a la AFP Alicia de Garcés, de 74 años, dueña de una juguetería del este de Caracas.

Pero algunos desafiaron la amenaza. “Cerrado por ausencia del personal”, rezaba un letrero en una ferretería de Caracas.

“Se observa como una jornada de sábado, no a pleno funcionamiento pero tampoco totalmente paralizado”, afirmó a la AFP el vicepresidente de la patronal Fedecámaras, Carlos Larrazábal.

Durante su concentración, Maduro firmó el decreto de aumento del 40% en el ingreso mínimo, llegando a unos 140 dólares a la tasa de cambio oficial.

Pese a ser el cuarto aumento que decreta en 2016, los venezolanos se quejan de que los salarios no alcanzan para nada, ante una inflación que el FMI calcula en 475% para este año, la más alta del mundo.

Según la firma Venebarómetro, Maduro enfrenta una impopularidad de 76,4% y un 67,8% revocaría su mandato, que concluye en enero de 2019.

El pasado, aún fresco

Para Maduro, la huelga y el llamado a marchar a Miraflores repiten el “libreto” del 11 de abril de 2002, cuando una masiva movilización hacia la sede presidencial acabó en enfrentamientos que causaron 19 muertos y un golpe de Estado que sacó del poder a Hugo Chávez durante tres días.

Diosdado Cabello, número dos del chavismo, advirtió que deberían ser llevados “presos” los directivos de Fedecámaras y el empresario Lorenzo Mendoza, presidente del grupo Polar, mayor productor de alimentos de Venezuela, a los que acuso de fraguar el “golpe”.

Agentes de inteligencia rodearon una planta de Polar y la casa de Mendoza, acusado por el gobierno de ser punta de lanza de la “guerra económica” con que los opositores buscan derrocarlo.

Pero Fedecámaras afirma que se trató de una “huelga ciudadana”, no patronal. “Esa es una gran diferencia con respecto el pasado”, dijo Larrazábal, al aludir al hecho de que al día siguiente del golpe contra Chávez el entonces líder de la patronal, Pedro Carmona, se autojuramentó presidente de Venezuela.