NUEVA YORK. La policía del condado Suffolk en el suburbio de Long Island tiene bajo custodia 35 pandilleros de la Mara Salvatrucha (MS-13) a quienes investiga en relación al asesinato de la estudiante dominicana Kayla Cuevas, de 16 años, encontrada muerta cerca de su escuela en Brentwood, así como el de otras cuatro víctimas, todas halladas en aéreas boscosas.
El comisionado de la policía de Suffolk, Timothy D. Sini, informó el hallazgo del cadáver de José Peña Hernández, de 18 años, quien había sido estudiante de la misma escuela superior en Brentwood, igual que los cuatro adolescentes asesinados en la misma localidad en septiembre de este año.
Peña Hernández, de quien se dice era un reconocido pandillero de la MS-13, es la quinta víctima hallada en bosques de Brentwood y fue estudiante de la escuela secundaria hasta diciembre de 2014.
Otros cuerpos encontrados eran del ecuatoriano Miguel García Morán, de 15 años, y el salvadoreño Oscar Josué Acosta Arias, de 18, el 16 y 20 de septiembre, en terrenos donde operaba el antiguo hospital psiquiátrico Pilgrim.
“Nosotros no encontramos estos cuerpos por accidente”, dijo el comisionado, durante una conferencia de prensa.
La Policía está presionando a los pandilleros de la MS-13 arrestados en Long Island a raíz de los asesinatos de Nisa Mickens Alvarado, de 15 años, y la dominicana Cuevas, de 16, según dejó entrever el comisionado.
Las adolescentes, que practicaban baloncesto, desaparecieron de la casa de Cuevas el 13 de septiembre y sus cuerpos fueron descubiertos al día siguiente en las calles de Brentwood.
El de Mickens Alvarado fue hallado la mañana del día que habría sido su cumpleaños 16, y en horas de la tarde fue hallada Cuevas.
Ambas estudiantes fueron brutalmente golpeadas, confirmó la policía de Suffolk.
Las familias de las jóvenes niegan su vinculación con los pandilleros, pero compañeros de clases de las adolescentes dijeron que Cuevas había discutido con un presunto integrante de la banda y que Mickens la estaba defendiendo.
El sábado, la policía confirmó la detención de los 35 los pandilleros arrestados desde los asesinatos de Mickens y Cuevas.
La mayoría de los sospechosos enfrenta cargos estatales por diversos delitos, mientras cinco están en manos de los federales.
Se les imputa parte de 37 crímenes comunes en el pandillerismo. Si son hallados culpables enfrentan condenas de 20 años por cada delito.