AL BAGHLA, LIBIA. Fuerzas de la alianza militar del llamado gobierno de unidad libio mataron a Jaled al Shaib, uno de los pricipales cabecillas del grupo yihadista Estado Islámico (EI) en el norte de África, sobre el que pesaba una orden de captura internacional, informó a Efe una fuente de Seguridad.
Según la fuente, que prefirió no identificarse, Al Shaib pereció hace dos días durante un intenso combate en la localidad de Al Baghla, próxima a la ciudad oriental de Sirte, principal bastión yihadista en el costa del Mediterráneo.
En un comunicado de la alianza gubernamental, la fuerza asegura que Al Shaib, de nacionalidad tunecina, actuaba como “coordinador general” de la rama libia del EI en el norte de Al Baghla y fue comandante de la célula Okba Ben Nafá, autora de los atentados de 2015 en Túnez.
El presunto terrorista -cuya identidad fue confirmada tras dos días de exámenes forenses- tenía, asimismo, relación con el grupo Yund al Jilafa (Ejército del Califato), considerada la marca del EI en Argelia.
“Al Shaib ejerció de coordinador de las acciones militares en la organización de Daesh -acrónimo del EI en árabe- en el norte de África, y organizó el ataque contra el museo del Bardo en Túnez el 18 de marzo” de 2015, atentado en el que murieron 22 turistas extranjeros, explica la nota.
Conocido bajo el sobrenombre de “Abu Sajr”, la fuente asegura que fue elegido para esa operación por el propio líder del EI, Abu Bakr al Bagdadi, y que había sido dado por muerto erróneamente por los servicios de seguridad de Túnez.
El cuerpo de Al Shaib,al que se acusa de varias operaciones terroristas en distintas ciudades libias, fue encontrado hace dos días junto a otros 40 cadáveres de presuntos yihadistas en esta localidad situada a la entrada oeste de Sirte.
El cuerpo de Al Shaib,al que se acusa de varias operaciones terroristas en distintas ciudades libias, fue encontrado hace dos días junto a otros 40 cadáveres de presuntos yihadistas.
Antes, zapadores de las fuerzas armadas afines al gobierno de unidad habían emprendido una operación de rastreo y posicionamiento de combate en la localidad de Abu Najim, situada a medio camino entre Sirte y Misrata, ciudad situada el este de Trípoli en la que se reúne gran parte el centro de mando de la alianza.
Además, cuerpos de ingeniería militar secreta había eliminado las minas implantadas por el EI, que ha consiguió abatir a 72 soldados del Gobierno desde que hace tres semanas la alianza comenzara a levantar el cerco a Sirte.
Desde esta ciudad, bajo control del EI desde junio de 2015, la red de propaganda del EI prometió por radio que responderá a la muerte de los 40 yihadistas con bombardeos contra el centro de Misrata.
Una alianza de milicias bajo el mando del Gobierno de unidad se prepara desde hace un mes para asaltar Sirte, ciudad en la que nació el dictador Muamar el Gadafi y en la que murió apaleado por una turbamulta en octubre de 2011 tras ser derrocado.
En el frente este también se prepara para el ataque el Ejército regular libio afín al Parlamento en Tobruk que dirige el polémico general Jalifa Hafter, un ex miembro de la cúpula golpista que aupó a Gadafi y que, años después, fue reclutado por la CIA para ser convertido en opositor en el exilio.
Libia es un estado fallido, víctima del caos y la guerra civil, desde que en 2011 la comunidad internacional apoyara el alzamiento rebelde y contribuyera militarmente a la caída del régimen dictatorial de Gadafi.
En la actualidad tiene tres gobiernos: uno que la ONU considera rebelde y que hasta marzo controló Trípoli; otro en Tobruk, que perdió la legitimidad, y un tercero, “de unidad nacional”, asentado en Trípoli y al que Naciones Unidas y la Unión Europea apoyan.
De este conflicto político han sacado provecho los grupos yihadistas, en especial la rama libia EI y la organización de Al Qaida en el Magreb Islámico (AQMI), que además de Sirte controla la ciudad de Derna, vecina a Egito, y barrios de Bengazi, segunda urbe del país, capital del alzamiento.