El tribunal encargado de enjuiciar a José Manuel Villarejo ha rechazado «de plano por temeridad y mala fe evidente» el incidente de recusación planteado por el comisario jubilado contra los tres magistrados, a los que acusaba de ordenar una vigilancia diaria en su domicilio durante todo el mes de agosto.
Ha sido la presidenta del tribunal, la magistrada Ángela Murillo, la encargada de explicar que lo único que se ha perseguido «es coordinar la labor de las distintas personas» para que se pudiera seguir celebrando el juicio que se sigue en la Audiencia Nacional y en el que se ventilan tres piezas de la macrocausa ‘Tándem’: ‘Iron’, ‘Land’ y ‘Pintor’.
Villarejo recusó a la propia Murillo, a Carmen Paloma González y Fermín Javier Echarri «por pérdida sobrevenida de la debida imparcialidad judicial objetiva y subjetiva» al entender que las órdenes por las que enviaron a la Policía y al médico forense a su casa encubrían «la verdadera finalidad», que era vigilarle «diariamente durante todo el mes a distintas horas cada día».
Con todo, la presidenta del tribunal ha incidido en que lo planteado «para nada afecta al fondo del asunto» y ha recordado que, en cualquier caso, Villarejo tendría que haber recurrido «por la vía ordinaria». «Cosa que no se ha hecho», ha zanjado.
Ha sido el propio comisario jubilado el encargado de exponer en la sesión celebrada este lunes los motivos que le llevaron a presentar este último incidente de recusación contra los tres magistrados. Desde su punto de vista, la Sala ordenó sin ninguna «explicación lógica» que se le hiciese «una vigilancia, un control y un seguimiento» en su domicilio.
Ni «un día de vacaciones»
«Entiende esta defensa que es un arresto domiciliario encubierto. La Policía a diario ha estado en mi domicilio (…) no sé si con el ánimo de que no me tomase un día de vacaciones«, ha denunciado Villarejo.