El Tribunal Constitucional de Rusia ha aprobado los tratados de anexión firmados el viernes por el presidente ruso, Vladímir Putin, con los líderes separatistas de las regiones ucranianas de Donetsk, Lugansk, Jersón y Zaporiyia. «Reconocer que el tratado internacional firmado entre Rusia y (…) está en consonancia con la Constitución de la Federación Rusa», señala cada una de las cuatro disposiciones legales publicadas por el tribunal en su página web.
En dicho tratado, la Federación Rusa incorporó a su territorio las zonas de Donetsk, Lugansk, Jersón y Zaporiyia, lo que implica situar bajo su supuesta soberanía regiones que han sido ocupados militarmente. «Serán ciudadanos rusos para siempre», señaló. El mandatario ha dado un nuevo paso en su ofensiva soberanista sobre el país vecino, haciendo caso omiso de las advertencias de los gobiernos occidentales y de la ONU, que cuestionan la validez legal de esta anexión. Se trata de una decisión que ha sido rechazada por Occidente.
Las disposiciones, que llevan la fecha de este domingo, precisan que consideran constitucional la incorporación de esas regiones del este y sur de Ucrania a la Federación Rusa y también la creación en su seno de cuatro nuevos entes federales. El presidente del Constitucional, Valeri Zorkin, presidió la reunión que tuvo lugar en San Petersburgo en la que se estudió la solicitud presentada en la madrugada del 1 de octubre por el jefe del Kremlin. Zorkin fue uno de los invitados a la ceremonia de firma de los tratados el viernes en la sala de San Jorge del Kremlin, condenada por Ucrania, la ONU y Occidente.
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El Constitucional informó el sábado de que había admitido a trámite las solicitudes presidenciales sobre la constitucionalidad de las anexiones. Putin está siguiendo los mismos pasos que dio cuando Rusia se anexionó en 2014 la península ucraniana de Crimea, que también celebró un referéndum y se integró en la Federación Rusa tras un proceso de incorporación exprés. Entonces, el Constitucional también dio el visto bueno a la anexión, al igual que ambas cámaras del Parlamento ruso.
Además de los referendos separatistas condenados por la comunidad internacional, Putin esgrimió el viernes en su discurso en el Kremlin el hecho de que esos territorios prorrusos fueran separados de la «madre patria» por la desintegración de la Unión Soviética, acontecimiento que consideró una tragedia impuesta sin consultar con la población. Y recordó que fue Rusia quien creó la Ucrania moderna al cederle grandes territorios vinculados históricamente con Moscú, por lo que ahora es justo que regresen al redil ruso.
Según los expertos, la anexión de esos territorios ocupados parcialmente por el Ejército ruso exigirá la reforma de la Constitución rusa, ya enmendada hace dos años en un controvertido referéndum para que Putin pueda seguir en el poder hasta 2036. Entonces también se introdujo una cláusula que prohíbe al jefe del Estado ceder a otro país territorios que pertenezcan a la Federación Rusa. La anexión formalizada el viernes en el Kremlin obligará a enmendar el artículo 65 de la Carta Magna, que incluye 85 entes federales, que pasarán a ser ahora 89. Los prorrusos de Donetsk y Lugansk quieren conservar su estatus de república, lo que les equipararía con las otras 22 repúblicas ya existentes en este país.
Putin ha defendido que la decisión responde al deseo de «millones de ciudadanos», que están en su «derecho» de pedir sumarse a Rusia en virtud del principio de la autodeterminación de los pueblos que, según ha apuntado, también contempla la propia Naciones Unidas. El mandatario se ha retrotraído a la época soviética y ha apelado a la tradición para defender que, fuera de Rusia, hay quienes quieren «volver a su patria histórica». «La gente de Donetsk, Lugansk, Jersón y Zaporiyia serán ciudadanos rusos para siempre», ha dicho, dentro de un discurso dirigido tanto a Kiev como a Occidente.