El futuro del Chapo en EEUU: máxima seguridad y aparición de testigos clave

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WASHINGTON. La eventual extradición a EE.UU. del capo mexicano Joaquín “el Chapo” Guzmán le llevará a prisiones de máxima seguridad y a comparecer en juicios por narcotráfico con testigos clave como sus antiguos socios del cartel de Sinaloa, según documentos judiciales a los que tuvo acceso hoy Efe.

En la lista de testigos que podrían sacarle los colores al capo destacan Pedro y Margarito Flores, hermanos protegidos por el Gobierno federal que en Chicago (Illinois) y otras ciudades de EE.UU. distribuían droga del cartel de Sinaloa y del clan Beltrán Leyva, grupos aliados hasta 2008 y luego fieros enemigos.

“Los hermanos Flores podrían ser testigos muy importantes. Eran clientes del Chapo, grabaron conversaciones con él y hasta quedaron con él personalmente”, dijo hoy a Efe Thomas D. Shakeshaft, exfiscal del distrito Norte de Illinois y quien lideró la investigación contra los Flores, que son hermanos mellizos.

En los documentos del caso, resuelto en enero de 2015 con una sentencia reducida de 14 años de cárcel para cada hermano, aparecen transcripciones de las llamadas entre el Chapo y los mellizos.

“¡Mi amigo!”, llama el Chapo a Pedro Flores en una de las transcripciones de las llamadas telefónicas, a las que accedió Efe y en las que el capo accede a vender 20 kilos de heroína a los mellizos a un precio de 50.000 dólares el kilo, en vez de a 55.000.

En total, los Flores grabaron dos conversaciones con el Chapo, otra con su hijo y lugarteniente, Jesús Alfredo Guzmán Salazar, así como con Ismael Zambada García, “Mayo”, líder junto al Chapo del cartel de Sinaloa, y con su hijo Vicente “Vicentillo” Zambada Niebla, que aguarda sentencia en una corte de Illinois.

Según Shakeshaft, Vicentillo puede ser otro de los testigos clave contra el Chapo porque firmó un acuerdo de colaboración con el Gobierno de EE.UU. y se convirtió en su informante.

En la lista de testigos pueden aparecer figuras tan importantes como Alfredo Beltrán Leyva, cuyo arresto en 2008 produjo la ruptura entre el clan familiar de los Beltrán Leyva y los líderes del cartel de Sinaloa, a quienes los Beltrán Leyva acusaron de traición por supuestamente haber entregado a Alfredo.

Alfredo Beltrán Leyva, extraditado en 2014 a EE.UU., se declaró culpable de tráfico de drogas ante una corte federal de Washington y está encarcelado a la espera de recibir condena, que podría oscilar entre la cadena perpetua o unos años de prisión si decide colaborar con el Gobierno.

Además, el narco Edgar Valdez Villareal, apodado “la Barbie”, ya se declaró culpable de tráfico de drogas en la corte del Distrito Norte de Georgia y está a la espera de sentencia, que podría verse reducida si proporciona información al Gobierno de EE.UU.

Testigos

Bajo custodia del Buró Federal de Prisiones de EE.UU. hay docenas de individuos de origen mexicano, colombiano y estadounidense que podrían testificar contra el Chapo, según Shakeshaft y David Weinstein, un exfiscal que estuvo a cargo de la división antinarcóticos de la Fiscalía del distrito Sur de Florida.

Cualquiera de estos testigos podrá declarar en alguno de los siete tribunales que tienen casos abiertos contra el Chapo.

Según dijo hoy Weinstein a Efe, los juzgados con los casos más completos y que tienen más posibilidades de sentar en el banquillo al narcotraficante son la corte del distrito Sur de Nueva York, la del distrito Sur de Florida, la del distrito norte de Illinois y la del distrito Oeste de Texas.

Como regla general, en EE.UU., cuando un acusado tiene causas abiertas en varios distritos judiciales, el Departamento de Justicia elige qué corte le juzga primero y luego decide si el acusado es juzgado en otras instancias o si se archivan los casos restantes.

Todo esto con indiferencia de a qué corte se concedió la extradición, que en el caso de Joaquín “el Chapo” Guzmán son las de los distritos Oeste de Texas y Sur de California.

Una vez condenado y en un proceso que podría durar años, según los expertos, el mexicano tiene muchas posibilidades de ser enviado a la prisión federal de máxima seguridad (ADX) en Colorado, cerca de la localidad de Florence y conocida por sus duras condiciones de reclusión como el “Alcatraz de las Rocosas”.

Con capacidad para 490 varones, la mayoría de los presos de esa prisión pasa entre 22 y 24 horas del día en régimen de aislamiento en celdas de ocho metros cuadrados y sin ventanas, según un informe de 2014 de Amnistía Internacional (AI).

Entre sus paredes cumplen condena el líder de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) “Simón Trinidad”, cuyo verdadero nombre es Juvenal Palmera Pineda, así como Juan García Ábrego, fundador del mexicano cartel del Golfo y extraditado a EE.UU. en 1996.

Como ocurrió en otros casos, la entrega del Chapo puede prolongarse durante años, pero las autoridades estadounidenses ya hacen hipótesis sobre qué cortes pueden encargarse del juicio, qué individuos pueden testificar y dónde será encarcelado en caso de ser condenado.

Lo único que ya han acordado el Gobierno de EE.UU. y de México es que el Chapo no podrá ser condenado a la pena de muerte.