Editorial: Abusos Policiales y sus Consecuencias Jurídicas y Sociales   

0
136

La República Dominicana igual que la mayoría de países del mundo ha sido azotada por una  pandemia de la enfermedad denominada Coronavirus, lo que obligó a todos los parlamentos y congresos del mundo a darle poderes especiales a los presidentes, primero ministros o quienes dirijan el gobierno para que tomen medidas extremas de inversión social urgente, de salud, de aislamiento entre otras medidas, que son necesarias para mantener el orden, la paz social y el estado de salud de la población.

Como es natural en todo pueblo organizado, aplicar las ordenes o medidas de fuerza, arrestos individuales o colectivos le corresponde a  los cuerpos armados, sean policía, guardias, marina, fuerza aérea, en fin como esté organizado en la nación que ordena la medida de fuerza. En el caso de la República Dominicana la constitución en el artículo 255 le dió esas atribuciones a la Policía Nacional, cuando establece,    Artículo 255.- Misión. La Policía Nacional. Es un cuerpo armado, técnico, profesional, de naturaleza policial, bajo la autoridad del Presidente de la República, obediente al poder civil, apartidista y sin facultad, en ningún caso, para deliberar. La Policía Nacional tiene por misión: 1) Salvaguardar la seguridad ciudadana; 2) Prevenir y controlar los delitos; 3) Perseguir e investigar las infracciones penales, bajo la dirección legal de la autoridad competente; 4) Mantener el orden público para proteger el libre ejercicio de los derechos de las personas y la convivencia pacífica de conformidad con la Constitución y las leyes.

Es posible que la constitución dominicana sea la más clara del mudo con relación al tema de la policía, su fusión, misión oportunidades y extensión del uso de la fuerza, pues limitó su accionar al establecer de manera expresa, que su naturaleza es  policial y  segundo obediente al poder civil, no la dueña de la voluntad, libertad y la expresión social  civil libérrima, que debe ser defendida al costo que sea, aun en la emergencia, estado de excepción,  o lo que el otro quiera, ¨aunque se hunda la isla entera por la cuatro esquina¨.

Montado en la ola internación de protección social contra el Coronavirus, el gobierno dominicano ha tomado  medidas que en algunos caso pueden se consideras atinadas, como son el aislamiento de la sociedad dominicana con confinación en sus casas  y para darle cumplimento a esas medidas de fuerzas extrema, el gobierno dominicano emitió los decretos 135, 136 del año 2020, extensivo por el decreto 142- 20, a quince días más,  dejando en manos de los cuerpo armados, muy especialmente de la Policía Nacional darle cumplimento a la obligación de permanecer recluido en sus casas, pero no se les dió facultad a la  Policía Nacional para sacar gente mayormente pobres, indigentes y sin ninguna esperanza social  de sus casas, solo vigilar las calles y avenidas, pero jamás andar acechando y expiando en casas ajenas  o hacerle las vida imposible a los ciudadanos y mucho menos, tienen facultad para darle galleta a mansalva a los hombre y mujeres, como si fueran ¨niños de tetas¨ jugando con su voluntad y hasta  determinando su destino final, mientas la propia población observa a Gonzalo Castillo Terrero, candidato presidencial por el Partido de la Liberación Dominicana (PLD), su hijo Gonzalo Alexander Castillo y su grupo andando en las noches y la madrugada, ¨cómo perro por su casa¨ como dice el refrán popular e incluso protegido por  la propia Policía Nacional y por la guardia, lo que hace pensar, que la ley y la fuerza  en la República Dominicana como dijo Juan Bosch, el creador del monstro maligno del PLD, solo se le aplica a los ¨hijos de machepa¨ a ¨los indigentes desprotegidos e hijo del infortunio¨.

Respuestaprocesal.com.do, saluda el trabajo arduo que ha realizado y realiza la Policía Nacional y los cuerpos mixtos de control y lo entiende como muy importante y necesario, pero entiende  que esas galletas mal dadas a hombres y mujeres pobres indigentes de carne y hueso y que por demás merecen respeto a sus derechos humanos jamás, pero jamás, se replicarían en aquellos políticos insaciables que andan en las noches y en la madrugadas, comprando conciencias enfermas e indigentes, razón por la cual  la población llega a creer en algún momento que vive en una selva jurídica y no en un país, donde a la Policía Nacional ¨les dan la manos y se toman los pies¨, sin consecuencia jurídica momentánea, pero si posteriores y sociales, con repulsión social  a las galletas contra hombres y mujeres pobres y por sacarlo de su casas, en franca violación  a lo ordenado por los decretos emitidos por el Poder Ejecutivo dominicano.