Mientras miles de venezolanos que huyen de la crisis económica y humanitaria de su país se apresuraban a ingresar a Perú el viernes antes de que entraran en vigor reglas más rígidas que dificultarán el paso a esta nación sudamericana, Ecuador anunció por la tarde que suspendería el pedido de pasaporte a estos migrantes para llegar al país.
La jueza ecuatoriana Judith Naranjo tomó esta decisión ante una demanda de medidas cautelares planteada por el Defensor de Pueblo y dio 45 días a las autoridades para poner en marcha un plan integral para regular el flujo migratorio.
Horas antes, la cancillería peruana anunció que el lunes 27 alrededor de 100 venezolanos retornarán desde Lima a su país en un avión de una aerolínea estatal Conviasa financiado por el gobierno del presidente Nicolás Maduro.
El embajador Enrique Bustamante, director general de comunidades peruanas en el exterior y asuntos consulares, dijo a la televisora N que el avión llegará el lunes a Lima y ese mismo día retornará con unos 100 venezolanos que han decidido «retornar a su país».
Bustamante explicó que la decisión «está dentro de las responsabilidades de cada Estado de proteger y asistir a sus nacionales dentro del marco de la Convención de Viena de relaciones consulares, para facilitarles ese retorno a su país».
Al mismo tiempo en este pueblo peruano fronterizo con Ecuador, hombres, mujeres y niños se registraban frente a las autoridades migratorias cargando sus maletas antes de las cero horas del sábado, cuando quienes lleguen tendrán que presentar un pasaporte de forma obligatoria para ingresar al país.
Perú sigue los pasos de otras naciones que reciben a cientos de miles de venezolanos en una medida que las autoridades dicen es necesaria para saber quién está entrando al país y qué les sucede, pero que críticos y grupos de derechos humanos advierten que sólo llevaría a los migrantes a tomar rutas más peligrosas.
Obtener un pasaporte se ha vuelto cada vez más difícil en Venezuela, donde se espera que la hiperinflación alcance el un millón por ciento a finales de este año y hay escasez de suministros básicos como papel y tinta.
«Necesitamos una identificación correcta», dijo el ministro del Interior peruano, Mauro Medina, al desplegar un nuevo sistema digital de huellas dactilares y de retratos para registrar a los migrantes. «Es importante para lo que pueda pasar en el futuro», añadió.
Naciones Unidas estima que 2,3 millones de venezolanos han huido desde 2014, cuando la nación con la mayor reserva probada de petróleo del mundo cayó en una crisis económica considerada peor que la Gran Depresión. La mayoría están saliendo por tierra a través de Colombia, país al que han llegado más de un millón en los últimos dos años.
Las autoridades ecuatorianas dicen que hay alrededor de 200.000 venezolanos viviendo en el país, mientras que en Perú esa cifra ha aumentado rápidamente a más de 400.000.
Perú atrae a muchos venezolanos que creen que tendrán oportunidades de encontrar trabajo u obtener un estatus legal. Se espera que la economía crezca un 4% este año y muchos ya tienen por lo menos un pariente viviendo en la nación.
Alrededor de 73.000 venezolanos han obtenido un permiso temporal de permanencia que les permite vivir, trabajar y tributar en el país, mientras que otros 108.000 lo han solicitado.
En ciudades importantes como Lima no es raro ver venezolanos vendiendo café o tocando música tropical en diferentes calles de esta capital peruana de 10 millones de habitantes.