A la verdad que los abogados tendrán que abandonar la República Dominicana, para dedicarse a taxiar o a realizar otras actividades no propia de la carrera, porque la situación actual de los tribunales, es invivible e insoportable, el desorden y la falta de justicia llega tan lejos, que a cualquiera le da un ataque cardíaco. El problema es, que para ser juez han elegido un grupo de muchachitos y muchachitas, que de justicia no saben nada y de Ley mucho menos, con algunas excepciones.
La Suprema Corte de Justicia, en el afán de mantener el control absoluto sobre los jueces, ha nombrado a través de concursos y otras formas de designación, un grupo de personas que no saben nada de derecho y que nunca han ejercido como abogados, gobernado ni dirigido ni una paletera, entonces le dan la facultad para dirigir tribunales, una cosa tan delicada y cuidadosa como esa, por esa razón es que ya las sentencias no tienen calidad, motivación y se impone el criterio de quien no tiene criterio, ni está acto para tenerlo, ya que el criterio debe surgir de la capacidad intelectual y de la experiencia jurídica del juzgador y en ausencia de esos dos elementos, los juzgados están frente a un sistema cualquiera, denominado Poder Judicial.
En muchos tribunales, impera el caos y el desorden, y los secretarios y oficinistas, llevan la delantera, sembrando el desorden también, un ejemplo de ello, es que en la Jurisdicción Inmobiliaria y en muchos tribunales civiles, elaboran un rol de llamamiento de audiencia y al lado, el secretario le pone un letrero, donde se puede leer, “Las audiencias no serán llamadas en orden”, lo que significa que una cosa tumba la otra, el letrero de la secretaría tumba el rol del tribunal.
En muchas Cortes penales, las reglas son cambiadas casi semanalmente, pues existiendo un rol de audiencia, deciden llamar a las de los presos primeros y luego a los demás, aun cuando en el Rol están de último, pues si el tribunal sabe qué hará esos cambios, sólo tiene que poner primero las de los presos y luego las demás, así se respetaría el rol del tribunal y se evitarían las confusiones y el abuso de poder en los tribunales. Además de volverían la esperanza a los abogados que ya han abandonado el ejercicio y que cuando salen a un tribunal, llegan a boca de noche a sus casas, aun cuando su rol era el número 1, pero tomaron la decisión de llamarlo como número 40, es decir, al final de todo, en franca violación al derecho a ser llamado en el orden establecido por el rol del mismo tribunal.
Llegó el momento de que el Consejo del Poder Judicial, expulse por lo menos la mitad de los jueces, a todo aquellos que no respeten las resoluciones emitidas por ese órgano, y que no den muestra de capacidad para administrar un tribunal, pues recientemente se emitió una resolución que ordena a los jueces civiles o de cualquier otro tribunal, fijar las audiencias dentro el plazo de 2 meses y muchos tribunales las están fijando para 3, 4 y 5 meses, como sucede en las Cámaras Civiles del Distrito Nacional y en otros tribunales, mientras que en la Jurisdicción Inmobiliaria de San Pedro de Macorís, elaboran un rol, otorgándole los primeros lugares a la Litis sobre terrenos registrados y los turnos posteriores a los deslindes, no obstante, la Litis se conocen de último y los deslindes primero, porque allí no saben poner en orden las audiencias, los deslindes primero y la Litis después, y aparentemente son cosas sencillas, pero es evidente que en el país hay una rebeldía dentro del Poder Judicial, de un grupo de muchachitos y muchachitas que lo trajeron hacer jueces, pero que tienen un orgullo y un brío, que se creen que están por encima de Dios y ese es el peor de los problemas del Poder Judicial, el orgullo y el desorden administrativo, claro, con excepciones de jueces y juezas que son muy humildes, serios y organizados.
Respuestaprocesal.com.do, lamenta la situación actual de la justicia dominicana, y entiende que llegó el momento de dirigir los misiles jurídicos hacia los objetivos orgullosos y desorganizados de muchos jueces, para derrumbarlos al costo de la fuerza, para humillarlo al costo de la razón, y de esa manera comenzar a limpiar el basurero jurídico que tienen las mayorías de los tribunales, la parcialidad asquerosa, la falta de cristiandad y la falta de concepto espiritual, para entender que la aplicación de justicia sana, justa y efectiva, acerca a los jueces que de verdad lo son, al trono de la gracia de Dios y a la satisfacción de los usuarios de la justicia.