NUEVA YORK._ Kahton Anderson, un pandillero de 16 años de edad, fue condenado a cadena perpetua por el asesinato del padre dominicano Angel Rojas, nativo del paraje de Ceiba de Madera en Moca (norte central de la República Dominicana), a quien mató dentro de un autobús público en marzo de 2014, cuando estaba enfrentándose a gangueros rivales.
El pandillero acostumbraba a subir fotos con armas de fuego en mano en las redes sociales.
Asesinó a Rojas en el interior de la guagua de la ruta B-15 en el vecindario Bedfort Stuyvesant en el momento en que la víctima, había terminado su turno en un primer trabajo y se dirigía a su casa para luego comenzar otra jornada en la noche.
Anderson, reconocido integrante de la pandilla “Monkys and Money”, era perseguido por rivales de la banda “The Family”, cuando tratando de escapar, subió al autobús donde abrió fuego contra uno de los enemigos, pero alcanzó a Rojas, quien iba sentado en la parte trasera.
El pandillero rechazó un acuerdo con la fiscalía y enfrentó un juicio en el que fue declarado culpable por el jurado, aunque él alegó que no tuvo intención de matar al mocano y se disculpó con los hijos, esposa, madre y otros parientes de la víctima, diciendo que “ora” por el alma del dominicano.
Los fiscales argumentaron que el pandillero estaba tratando de matar a los miembros de bandas rivales, recordando que él subió al autobús para disparar contra ellos.
Antes de la sentencia, Anderson pidió perdón a la familia Rojas, diciendo que hizo una «mala decisión».
«Sólo quiero decir que estoy orando a Dios, mi intención no era matar a nadie. Sé que tomé una mala decisión. No fue mi intención matar. Hay ciertas situaciones de las que no se tiene control sobre ellas. Sólo hay que orar», añadió el sentenciado.
El hijo de Rojas, Saury, quien tenía 12 años en ese momento, no era capaz de aceptar la disculpa.
«Me gustaría poder perdonar, pero no puedo», expresó a través de un comunicado leído por un miembro de la familia en la corte.
«Su señoría, con la muerte de mi padre, siento el dolor más grande del mundo, porque siento que una parte de mí fue arrancada», señaló.
«Siempre pensé que iba a crecer al lado de mi padre, mi padre me enseñó muchas cosas, pero no sé cómo vivir sin él», precisó en la declaración.
Un vídeo de vigilancia del autobús muestra el momento en el que el pandillero disparó un solo tiro, saltando por encima de los pasajeros histéricos y huyendo después que los rivales lo estaban persiguiendo.
Después del asesinato de Rojas, pandilleros de la ganga de Anderson subieron fotos de él a redes sociales, con un revólver y una pistola.
«El texto debajo de esas fotos, se pueden interpretar como un mensaje de homenaje a la bravuconería del señor Anderson por enfrentarse al enemigo, la banda rival», dijo el juez Dineen Riviezzo, antes de sentenciarlo.
Rojas, tenía dos empleos para mantener a su esposa, María López y sus dos hijos, Saury de 12 y Abril de 8.
Se dirigía a casa después de trabajar un turno de 12 horas en la bodega “Farm, Fruit & Vegetables”
El magistrado añadió que «un hombre inocente, trabajador, un padre, un marido y un hijo, murió asesinado por ninguna otra razón que no fuera que se montó en un autobús urbano en el lugar equivocado y en el momento equivocado».
El juez añadió sostuvo que «si bien entiendo que el señor Anderson sostiene que actuó en defensa propia, las evidencias en mi opinión, demostraron más allá de toda duda razonable que él lo hizo».
También advirtió a otros miembros de la banda.
«La violencia sin sentido de las pandillas es la destrucción de los barrios», advirtió el juez.
En febrero, un jurado declaró culpable al pandillero por asesinato en segundo grado, intento de asesinato, intento de asalto, imprudencia temeraria y posesión criminal de un arma.