De acuerdo a una publicación del periódico El Nuevo Herald, Jiménez, quien reside en Chicago, Illinois, se declaró culpable bajo juramento en marzo de conspiración para cometer lavado de dinero. Como parte del acuerdo de culpabilidad, admitió que había colaborado con Raúl Gorrín Belisario, dueño de Globovisión, de Venezuela, para comprar el Banco Peravia y realizar operaciones ilícitas a través de esa institución.
De acuerdo con los documentos del caso, Jiménez y un grupo de personas utilizaban el Banco Peravia, en la República Dominicana, para pagar sobornos a funcionarios del gobierno venezolano a cambio de contratos para llevar a cabo planes de cambio de moneda y lavar el dinero que obtenían por esas actividades, agrega e periódico.
Dice que Jiménez admitió haber facilitado transacciones ilegales y pagos de sobornos a funcionarios extranjeros y además facilitó desembolsos en efectivo, transferencias bancarias y otras transacciones financieras con carácter ilícito.
El empresario se graduó en la la Universidad Católica Andrés Bello y perteneció a la firma Jiménez Salas y Asociados hasta 1989, según el Instituto Venezolano de los Seguros Sociales.
En noviembre de 2014 la Fiscalía de República Dominicana inició una investigación en su contra y de su socio Luis Santoro Castellano. El Banco Peravia fue intervenido por la Superintendencia de Bancos de República Dominicana por presuntas estafas, enriquecimiento ilícito y lavado de dinero. Jiménez escapó a Estados Unidos y desde 2015 pesa sobre él una orden de captura.
El hijo del ex banquero, Gabriel Jiménez, es muy cercano al actual gobernante Nicolás Maduro y se le considera “la mente maestra” detrás del Petro, la criptomoneda venezolana sancionada por Estados Unidos.
Jiménez está implicado en el esquema de sobornos y lavado de dinero del ex tesorero de la nación venezolana Alejandro Andrade, y que también involucra al dueño de globovisión Raúl Gorrín Belisario.
El pasado martes, Alejandro Andrade, extesorero nacional del fallecido presidente venezolano, Hugo Chávez, fue condenado a diez años de cárcel por su implicación también en este caso multimillonario de lavado de dinero y sobornos. El juez de distrito Robin Rosenberg dictó sentencia a Andrade, residente en Wellington y este jueves a Jiménez.
Andrade reconoció que recibió más de $1,000 millones de dólares de Gorrín y otros implicados en la trama a cambio de usar su posición como tesorero nacional para adjudicarles transacciones de cambio de divisas a tasas favorables, señala el comunicado de la Fiscalía.
El extesorero aceptó el decomiso de $1,000 millones y la confiscación de todos los activos involucrados en el esquema de corrupción, incluidos bienes raíces, vehículos, caballos, relojes, aviones y cuentas bancarias.
La semana pasada el fiscal general de Venezuela, Tarek William Saab, informó de la apertura de una investigación contra el extesorero nacional por “venta irregular de bonos de la nación” a la banca privada y anunció que estaba tramitando una solicitud de aprehensión con alerta roja a Interpol.