INDIA. Una próspera casta de la India ha reabierto, con una protesta, el debate sobre el mayor programa de discriminación positiva del mundo, pensado para acabar con las castas pero que se ha convertido en objeto de pelea por privilegios que refuerzan esas capas sociales.
Los patel, de la casta patidar del estado occidental de Gujarat, exigen su inclusión en cuotas de educación y empleo público destinadas a los desfavorecidos tras décadas oponiéndose a ellas y lo han hecho con unas protestas que, tras meses de agitación, desembocaron la semana pasada en unos disturbios que se saldaron con 10 muertos.
Es el último asalto a una política de inclusión social que a lo largo de los años ha visto cómo muchas castas aseguraban tener un estatus más bajo del real tergiversando un sistema diseñado para hacer una justicia social histórica.
La Constitución en 1950 garantizó un sistema de reservas para rectificar la brutal y milenaria discriminación que habían sufrido los eslabones más bajos del jerárquico sistema de castas hindú, las Castas Desfavorecidas, y los grupos tribales, las Tribus Desfavorecidas.
El Estado reservó el 22,5 % de los puestos en universidades y trabajo público para los parias, a los que las castas altas no dejaban entrar en templos ni en escuelas y a quienes condenaban a trabajos como la recogida de heces.
El sistema se amplió en 1989 a lo que se denominó Otras Clases Subdesarrolladas (OBC, siglas en inglés), que amparaba a castas intermedias con poder político pero no económico, reservándoles el 27 % en educación y trabajo estatal.
Pero la creación de las OBC supuso la apertura de la caja de pandora.
Con casi el 50 % de puestos públicos reservados para ciertos grupos sociales -llega al 69 % en algunos estados-, las castas altas se han opuesto a este sistema por considerarlo injusto, mientras que otras comunidades intermedias han tratado de ingresar en las OBC.