Caracas, 1 sep (EFE).- La capital venezolana amaneció hoy en relativa calma, pero fuertemente custodiada por los organismos de seguridad venezolanos desplegados en la ciudad ante la expectativa de las marchas convocadas por el chavismo y la oposición que prevén tomar el centro y el este de Caracas.
Patrullas, motocicletas, tanquetas, y vehículos de los cuerpos de Policía, inteligencia, y de la Fuerza Armada venezolana (FANB), además de centenares de agentes, se han ubicado en varios puntos de la ciudad venezolana desde la madrugada controlando el tránsito de vehículos y peatones.
Las propias autoridades venezolanas han informado que para esta jornada se han desplegado al menos unos 500 funcionarios de todos los cuerpos de seguridad.
Buena parte de los comercios y oficinas de la zona del este y el centro de la ciudad permanecen cerrados y muy poca gente, al margen de los manifestantes -que desde temprano comenzaron a concentrarse-, circulaba por las calles a primeras horas del día.
Los opositores comenzaron a juntarse en el este de la capital venezolana vestidos de blanco y con banderas del país caribeño en varios puntos de este bastión del antichavismo desde donde se prevé que parta la marcha denominada «la Toma de Caracas», que hasta ahora no se conoce hacía donde caminará.
Esta movilización que ha traído a opositores de todo el país busca presionar a las autoridades electorales a fijar una fecha para el referendo que impulsa la oposición para revocar el mandato del presidente venezolano, Nicolás Maduro.
Aunque varios autobuses cargados de opositores lograron llegar a la ciudad, los dirigentes de la plataforma de partidos opositores Mesa de la Unidad Democrática (MUD) denunciaron el cierre de algunos accesos a la capital y la proliferación de alcabalas (puestos de control policiales) que, aseguran, han retenido durante horas a los vehículos que traen a sus partidarios.
El chavismo hará lo propio hoy con una contramarcha para ratificar y demostrar el respaldo popular al líder chavista en la céntrica avenida Bolívar del municipio Libertador de Caracas, gobernado por el oficialismo y a donde se les ha prohibido a los opositores llegar.
Justamente en este punto, límite entre el este y el centro capitalino, se han instalado varias alcabalas para controlar los vehículos y peatones que transitan de un punto a otro.
El Ejecutivo venezolano ha denunciado que los opositores pretenden atentar contra la estabilidad del Gobierno y ha efectuado varias detenciones, allanamientos y averiguaciones ante supuestos planes violentos puestos en marcha.
El presunto plan «golpista» intentaría, según los oficialistas, repetir las acciones del fallido golpe de Estado de 2002, que sacó brevemente del poder al antecesor de Maduro, el fallecido presidente Hugo Chávez, una intentona de la que el chavismo, al igual que ahora, ha responsabilizado a EE.UU. EFE