PARIS, Francia. La investigación sobre los atentados de París, que se prevé larga, deberá primero determinar cómo pudieron coordinarse unos suicidas para perpetrar esas matanzas en París, en nombre del grupo yihadista Estado Islámico (EI).
Los restos de los suicidas que se hicieron explotar en el boulevard Voltaire, en la sala de espectáculos Bataclan y en el Estadio de Francia, serán trasladados al Instituto de Medicina Legal.
Los investigadores esperan encontrar rastros de ADN o huellas que coincidan con la información disponible en el fichero nacional de autores de delitos.
Un presunto asaltante de la sala de espectáculos Bataclan, donde murieron al menos 82 personas, ha sido identificado, según fuentes coincidentes. Se trata de un francés fichado por los servicios de inteligencia, cuya identidad no se comunicó. El individuo tiene unos 30 años de edad, según una fuente cercana al caso.
Varios testigos aseguraron que uno o varios kamikazes gritaron en francés, lo cual permite pensar que eran francófonos.
Los investigadores hallaron un pasaporte sirio cerca del cuerpo despedazado de uno de los autores de Bataclan.
Según fuentes policiales, testigos afirmaron haber visto a unos asaltantes que llegaron en un coche matriculado en Bélgica, lo cual deja abierta la hipótesis de un equipo procedente del extranjero, sin excluir la presencia de locales.
Las autoridades francesas solicitaron la cooperación de servicios extranjeros, sobre todo de sus socios europeos.
Una fuente policial aseguró que los autores de los ataques eran “a primera vista unos tipos curtidos y perfectamente entrenados, que los testigos describen como bastante jóvenes y seguros de sí mismo”.
Los investigadores estudian una posible estancia de los suicidas en zonas yihadistas, en particular en Siria, según fuentes policiales.
La coordinación de los atentados -explosiones en el Estadio de Francia durante un partido de fútbol internacional, tiroteos en París- no deja lugar a dudas: el proyecto ha sido concebido para conmocionar a la gente y sembrar el pánico.
Esos ataques suponen un antes y un después respecto a anteriores atentados, como el de Charlie Hebdo en enero. Cambió el ‘modus operandi’ (kamikazes), sus objetivos (atentados indiscriminados y no contra un grupo determinado: periodistas, judíos, etc.) y también su escala (ataques simultáneos en varios lugares).
En agosto, un francés detenido a su regreso de Siria, donde había pasado unos días en Raqa, un bastión del EI, mencionó unas instrucciones para atentar contra un sala de conciertos.
La localización de apoyos logísticos y posibles comanditarios dependerá de las huellas que dejaron los kamikazes. El uso de cinturones explosivos es inédito y deja suponer la presencia de un artificiero. “El especialista en explosivos es demasiado valioso, no participa nunca en los ataques. Así que está allí, en alguna parte…”, opina un antiguo responsable de los servicios de espionaje franceses, Claude Chouet, contactado por la AFP.