HIGÜEY.- Irresponsabilidad del Ministerio Público, hacinamiento, falta o escasos alimentos que les causan deshidratación y desnutrición, así como infecciones y bacterias que les causan irritación de la piel, diarrea aguda, constituyen la cruda realidad de los presos preventivos de la cárcel preventiva de la provincia La Altagracia, que hasta hace una semana eran 300, pero fueron reducidos a 160 tras la denuncia de cuatro fallecidos de tuberculosis.
A fin de paliar la situación, 42 reclusos fueron aislados hasta tanto se verifique clínicamente si también tienen o no tuberculosis.
Hay un abandono total en los servicios básicos como alimentación, agua potable, colchonetas para dormir, servicios sanitarios y de salud, higienización y/o fumigación de los llamados cuchitriles, como les llaman a los reducidos espacios carcelarios donde tienen que estar y dormir.
!Hasta cuatro en un simple colchón!, denuncian algunos, así como 127 y hasta 300 en espacios aptos para solo 30, han convertido la cárcel preventiva de Higüey en “un infierno”, como muchos la consideran.
Dicen que en una sola celda había 360 hace un mes y 30 camas, pero luego de los traslados, actualmente hay 70 reos; mientras que en las colchonetas duermen cuatro y algunas veces, en dicha celda, llegan a completar 120 personas.
Un total de 42 presos preventivos fueron aislados hasta que lleguen los resultados de sus análisis sobre tuberculosis, mientras los traslados están suspendidos hasta tanto el Ministerio de Salud Pública reciba dichos resultados, para evitar que hayan nuevos contagios.
Un personal de El Nuevo Diario visitó, junto a miembros de la comisiones de Derechos Humanos, de Justicia y de Salud de la Cámara de Diputados tres de los cuatros centros penitenciarios, con el objetivo de conocer la realidad.
Incluso, los propios reos denunciaron que hasta hace solo cinco días estaban obligados a beberse el agua de la cisterna no clorada.
A esta situación, la respuesta dada a los diputados por el procurador fiscal fue que: “históricamente, socialmente, nosotros, como pueblo, no garantizábamos la comida a los presos preventivo, por error, por circunstancia histórica, después de esta situación, es que se le está dando 200 raciones, comida, que sepan las demás preventivas que esto no se hace por un error del sistema”.
Aclaró que en las demás cárceles preventivas tampoco ofrecen alimentos y que “hay muchas personas que están aquí que no tienen quien les traiga comida, que sepan las demás preventiva esto no se hace, dar comida a los presos, y los que no son de aquí, no tiene quien les traiga comida”.
Sobre los traslados, dijo que están suspendidos hasta tanto el Ministerio de Salud Publica indique que pueden hacerlos, para evitar posibles contagios, luego que dieran los resultados de los análisis que les han hecho a los enfermos.
Médico niega brote
Al respecto, la doctora encargada de un operativo médico ofrecido a los reclusos dijo haberles hecho pruebas de tuberculosis a 42 reos, tras lo cual aseguró que “no hay tal brote”, quien estuvo al frente de otros 15 médicos y paramédicos durante la jornada en el patio de la cárcel.
“Nosotros realizamos un operativo de todos los síntomas respiratorios y las muestras a 42 internos resultaron negativos”, dijo tras lo cual añadió que “si en a la segunda muestra aparecen casos positivos los aislaremos, ellos están aislados hasta que se procese la segunda muestra”.
Entre las muestras citó de hemogramas, VIH, previo examen físico de cada uno de los internos y previa consejería a los que se les practicó pruebas de VIH.
¿A qué obedece el brote de tuberculosis? Se le preguntó tras lo cual respondió “es que no tenemos brote”.
“Aacabo de decir que hubo 42 sintomáticos respiratorios y que han resultado negativo a la primera, hubo un paciente que fue diagnosticado por autopsia de tuberculosis, pero no hemos tenido más casos, entonces no podemos hablar de brotes”, insistió la galeno.
Recordó que la tuberculosis es propicia en lugar pequeño donde hay hacinamiento, donde se tose o estornuda.
Al percatarse de la presencia de periodistas y diputados, tras los barrotes, en medio del hedor, sudor, cuerpos semi desnudos, descalzos, apretujados todos sobre los oxidados barrotes, vociferaban: “Estamos pasando hambre”.
¿Cuántas comidas ustedes reciben al día?
“Una comida, arroz, habichuela, carne, berenjena o salami. La comida está bien de una semana para acá”, denunció uno.
“No, estamos pasando hambre, yo llegué aquí de 225 libras y ahora tengo 165; ahora es que estamos comiendo durante estos 10 días, no nos dan cena ni desayuno, y a veces agua”, respondió otro.
“Soy de San Pedro, me acusan de un celular….nos dan agua en fundita, ahora, pero es agua de la cisterna que bebemos , esa agua de cisterna nos da diarrea, vómitos, a veces nos dan un fardo agua por la necesidad, pero somos 70 aquí y no da para todos”. Se quejó otro.
¿Ustedes tienen médico que le chequean?
“No, ahora por el problema que pasó (dos muertes por tuberculosis) tienen tres días chequeándonos. Nadie nos chequea, nos sacan, nos dan una pastilla y ya”.
Informaron a la comisión de diputados que muchos duermen “unos arriba de otros y hacemos la materia fecal delante de todos”.
A partir de cuándo les dan una comida diaria?
“Solo hace una semana”.
¿A qué hora les traen esa comida?
“Una, dos, tres de la tarde. No tiene hora fija. La comida de este miércoles consistió en salami, arroz blanco y habichuelas rojas”.
Otro grave problema citado por los presos preventivos es que el Ministerio Público no da curso a las órdenes de traslado, la queja principal en otras de las hacinadas celdas.
“Tengo un año y un mes, no me han subido y na…ese tiene tres meses, un año y dos meses y no me pasan causa”.
A las 11:30 de la mañana, el día de la visita, uno dijo que todavía no habían tomado agua, a pesar del fuerte calor y que “el agua que bebemos es de la cisterna, con la misma que nos bañamos”.
Para 70 presos, dijo otro, les están suministrando desde hace cinco días, cinco botellones de agua, “ahora es que nos están atendiendo después de la muerte de los fallecidos”.
“Los jueces dan medida de coerción de tres meses , un mes, y sucede que duramos un año aquí en esta preventiva, no nos suben a la fiscalía. Aquí hay presos que tienen seis meses, diez meses, no se les conocen sus casos, las órdenes (de los jueces) son para el Centro Modelo de Anamuya y para este calvario es que lo traen”.
“Todo el movimiento que están haciendo ahora es porque murieron cuatro de deshidratación, porque la prensa de Higüey vio eso y comenzó a publicarlo, si no aquí estuviéramos 300 hombres durmiendo unos encima de los otros”.
“Yo tengo siete meses aquí, y se medió medida de un año para Anamuya y no se me ha llevado”, voceó otro tras las rejas.
El interrogatorio a los presos de la cárcel preventiva de fue realizado por los diputados, Eugenio Cedeño Arache, presidente de la comisión; Miguel Franjul, de Peravia, Levi Suriel, de Ultramar, Marino Montero, de Barahona, Ricardo Sánchez, de Higüey y Juan Julio Campos, de La Altagracia.
“En Higüey les ponen drogas a los p…dejos”.
El señor Nicolás Peralta, de 60 años, se acercó a los diputados para informarles que los agentes policiales de servicio en Higüey “salen a la calle a ponerles drogas a los muchachos, les ponen 80 gramos, yo no hablo mentiras, nosotros vamos armar la guerra aquí, los pais de los hijos”.
Denunció Peralta que los agentes van a los puntos de drogas a coger dinero, que les ponen drogas a otros y que los jueces les dictan fianza a jóvenes inocentes.
Cárcel de menores
En lo que era una cafetería funciona la actual cárcel de menores, la que ahora tiene 12 jóvenes, la mayoría de los cuales duermen en el piso.
Billy Berroa, agente, informó que los menores no se han enfermado y que 15 días tiene el adolescente que menos tiempo lleva en ese otro cuchitril, mientras que el mayor lleva mes y medio.
Informaron a la Comisión que les dan comida, “Morena nos atiende bien, no pasamos hambre”.
La celda es de dos metros por seis metros, es decir, que hay un metro cuadrado por persona. Se bañan delante de todo el mundo.
Situación:
”12 presos para dos camas, dos colchones, el resto duerme en el piso, sus necesidades fisiológicas la hacen delante de los demás compañeros de celda, y el baño por igual, no reciben asistencia médica. Dos meses y 19 días tiene un joven epiléptico de 15 años en dicho centro, sin asistencia clínica”