CARACAS. El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, aseguró hoy que no abrirá la frontera con Colombia hasta que se “prohíba” en ese país la venta de productos venezolanos de contrabando y que “se ataque al bolívar” en Cúcuta y en el resto del territorio.
En una intervención durante una asamblea de mujeres en Caracas, Maduro instó al Gobierno de Colombia a que “se ponga las pilas y vaya a proteger de paramilitares, de contrabandistas, al pueblo del norte de Santander y de Cúcuta”.
El presidente pidió a Colombia que “prohíba que se vendan en territorio colombiano, productos venezolanos sacados de contrabando y bachaqueo (reventa)” y exigió que se deje de “atacar el bolívar” desde Cúcuta donde funcionan casas de cambio desde donde, aseguró, se promueve la devaluación de la moneda venezolana.
“Hasta tanto no lo haga no abriré la frontera”, dijo Maduro cuando se cumple una semana del cierre de parte de la zona fronteriza de Venezuela con Colombia, una acción que ordenó después de que tres militares y un civil venezolanos fueran atacados por supuestos contrabandistas el miércoles pasado.
El gobernante dijo que “Venezuela es la última trinchera de paz que le queda al pueblo de Colombia (…) la última trinchera de prosperidad que le queda”.
También apuntó que espera que su par colombiano, Juan Manuel Santos, “recupere la sensatez” y el Gobierno que encabeza “inicie las acciones para proteger al pueblo de Colombia en toda la frontera con Venezuela”.
Pidió a los “hermanos de Colombia” presentes en el acto de hoy que defiendan a Venezuela y “la paz de su familia” en este país y les advirtió que si él llegara a ser sustituido por “un gobierno de derecha” el territorio que hoy dirige se llenaría de paramilitares y se impondrían “sus métodos asesinos, descuartizadores”.
Tras el ataque a los venezolanos en la medianoche del pasado miércoles, Venezuela cerró el paso fronterizo entre San Antonio del Táchira y Cúcuta y, dos días después, Maduro, declaró el estado de excepción en seis localidades limítrofes, lo que dio inicio a una deportación masiva de colombianos.
Venezuela y Colombia comparten una porosa frontera de 2.219 kilómetros en la que existe contrabando de todo tipo, sobre todo desde el primer país hacia el segundo, debido a los precios subvencionados por el Estado de los productos básicos venezolanos.