Por: Dr. Osiris Disla Ynoa.
- Cuestiones preliminares sobre el Honor y la Honra.
La Honra de un ser humano, inclusive la de un juez, un fiscal, un funcionario público o cualquiera que se encuentre ejerciendo la eminencia por mandato de la Ley o el Estado, puede ser definida como ¨Un conjunto de méritos logrados a lo largo del tiempo, Por la forma de actuar y manejarse en el seno de la sociedad, fuera de cuestionamientos y conjeturas.
Por otro lado, el honor viene siendo, un grupo de cualidades personales y morales de buenos hábitos, que acreditan al poseedor a que se le guarde el respeto debido en la sociedad, de ahí se desprende, que, si el honor resulta lesionado, perjudicado, descalificado o puesto en riesgo inminente, se está de frente a la denominada deshonra personal, mejor conocida como daño a la buena imagen, ya que la imagen es el espejo a través del cual se refleja el honor y la honra de una persona, alcanzado este tipo de conducta solo alcanza al ámbito humano, dejando fuera el ámbito animal.
2. La Honra y el Honor de un Borracho, tiene menos riesgo que la de un Juez o un Fiscal.
La honra de un borracho, un delincuente común o un infractor convicto, tiene menos riesgo de ser afectada, que la de un juez, un fiscal, un funcionario público, un rector de universidad, un director de escuela, un profesor o cualquier persona que haya alcanzado en base a sus méritos un lugar eminente.
Porque mientras al borracho y al infractor de la ley, no les importan lo que digan de ellos, pues viven de espalda a la moral y la honra, incluso, para ellos no se hace imprescindible tenerla, salvarla o protegerla, al funcionario, juez o fiscal, le perjudica su imagen tan solo el hecho de poner a circular en su contra rumores malsanos, no sustentados en ningún elemento de prueba, basta con lanzar la bola, la injuria o la difamación en su contra, para producir un daño por necesidad y la obligación futura de reparar ese daño.
3. Obligación futura de reparación del daño.
La obligación de reparación es futura, porque a diferencia del borracho, que se va al bollo de inmediato con el primero que le diga que bebe mucho y esta deshonrado, el juez, el fiscal, el rector o el profesor, no podrá defenderse de inmediato, pues por prudencia, jamás podrás responder los comentarios negativos, las decidías, calumnias o difamaciones, las inventivas, los comentarios peligrosos emitidos en su contra con el ánimo pronto de dañar, quedando el injuriador en un lugar privilegiado de manera momentánea y el injuriado como víctima impotente, obligada a guardad silencio y esperar el momento oportuno para defender su honra y honor, defensa que jamás podrá ser ejercida en el momento del ataque, pues si la victima de injuria desciende al nivel del victimario, este habrá logrado captar su atención y su objeto.
4. Fobia del daño a la Imagen y la Honra.
La fobia, es una expresión de ansiedad, miedo a un acontecimiento presente o futuro, a un comentario incierto, que pueda poner en riesgo una posición, la imagen o el honor, y esa ansiedad es sentida, por todo juez, fiscal, abogado, servidor público, funcionario, docente, pero para sentir esta fobia se requiere tener buena imagen y su honor en alto, lo que no sucede con el victimario y es precisamente esta debilidad que aprovecha el infractor de crímenes y delitos contra la imagen para atacar, bajo en entendido de que puesto a circular el rumor el objeto esta logrado y mientras la verdad sale a la luz el injuriado he visto con sospecha y a veces hasta con cierto desdén por parte de la sociedad, cuyo método de valoración a priori de los supuestos hechos son los rumores y no los elementos probatorios.
5. Mandato bíblico por los que están en eminencia.
La situación de los que están en eminencia es tan vulnerable y exigente, que las Sagradas Escrituras en el libro de 1 Timoteo capítulo 2 versículos 1 y 2 expresa, Exhorto, ante todo, a que se hagan rogativas, oraciones, peticiones y acciones de gracias, por todos los hombres; 2 por los reyes y por todos los que están en eminencia, para que vivamos quieta y reposadamente en toda piedad y honestidad. Pero lejos de orar por los problemas, el hombre sin Dios, sin temor y sin consideración, mejor prepara trama, convencido de que darán el resultado esperado, no quedando otro remedio que hacer suya la expresión bíblica dictada en el Salmo 91 versículo 1 que expresa, El que habita al abrigo del Altísimo, morara bajo la sombra del Omnipotente.