Más de 60 personas murieron en un día de violencia por parte de extremistas contra católicos y musulmanes en Nigeria, entre ellos creyentes que fueron atacados en una mezquita a la que acudieron para escuchar a un clérigo que predica a favor de la coexistencia pacífica de personas de todos los credos.
Los atentados suicidas en una concurrida mezquita y un elegante restaurant musulmán en la ciudad de Jos, en el centro de Nigeria, fueron atribuidos a milicianos de Boko Haram, así como los ataques en varios poblados del noreste del país en las que decenas de iglesias y unas 300 casas fueron incendiadas.
El presidente nigeriano, Muhamadu Buhari, condenó los ataques contra sitios de culto y dijo que el gobierno defenderá el derecho de los nigerianos a profesar su fe con libertad.
Esta fue la más reciente oleada de violencia a cargo de extremistas de Boko Haram que causaron la muerte de unas 300 personas la semana pasada, al parecer tras una orden emitida por el grupo Estado Islámico a sus seguidores para causar caos durante el Ramadán, mes que los musulmanes consideran sagrado. Boko Haram se convirtió en el representante de ese grupo en el occidente de África el año pasado.
El ataque más mortífero dejó 140 personas muertas, la mayoría hombres y niños, quienes fallecieron a tiros el miércoles mientras rezaban en mezquitas del pueblo de Kukawa, al noreste del país.
El lunes por la mañana 51 personas víctimas de los atentados fueron sepultados, informó el abogado de la comunidad musulmana Ahmed Garba en conferencia de prensa.
Otras 67 personas sufrieron lesiones, de acuerdo con Abdusalam Mohamed, el coordinador de la Agencia Nacional de Manejo de Emergencias.
La explosión en la mezquita de Yantaya ocurrió cuando el clérigo Sani Yahaya, se dirigía a una multitud. El religioso es líder de la organización Jama’atu Izalatul Bidia, que predica la coexistencia pacífica entre todas las religiones.
Graba dijo que hombres armados abrieron fuego contra la mezquita desde tres direcciones.
Danladi Sani, uno de los sobrevivientes, dijo que vio a un hombre vestido de blanco abrir fuego contra Yahaya y luego se hizo estallar. Yahaya no sufrió lesiones, dijo.
Otra bomba estalló en el restaurante Shagalinku, frecuentado por gobernadores estatales y otros integrantes de las élites políticas que buscan especialidades del norte de Nigeria, donde predominan los musulmanes, dijeron testigos.
Sabi’u Bako acudió por una orden de comida para llevar y se retiraba del sitio cuando escuchó una gran explosión.
«El restaurant quedó destruido y vimos a muchas personas cubiertas de sangre», dijo. «No podíamos creer que escapamos».
Jos es un centro donde se han registrado violentos enfrentamientos entre diversos grupos religiosos porque se localiza en el centro donde se reúne el norte del país, de mayoría musulmana, con el sur de predominio católico. En la ciudad ha habido atentados de los que se responsabiliza a Boko Haram en los que han muerto cientos de personas.
El domingo una mujer se hizo estallar en una concurrida iglesia evangélica en la ciudad de Potiskum, al norte del país, dejando seis muertes, de acuerdo con testigos.
En otros lugares del noreste los extremistas mataron a nueve personas y quemaron 32 iglesias y unas 300 casas, dijo Stephen Apagu, director de un grupo de autodefensa en la zona de Askira-Uba, estado de Borno. Indicó que la milicia mató a tres extremistas. Los pueblos habían sido atacados tres días antes y como consecuencia de ellos murieron 29 personas.
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