Miami, Florida. Una dominicana fue transferida de su cárcel en Miami a un presidio masculino porque una enfermera y un médico creyeron que la terapia hormonal para la menopausia que tomaba la interna era en realidad un tratamiento de cambio de sexo.
La abogada dominicana Fior Pichardo de Veloz, madre y abuela, fue arrestada en noviembre de 2013 por un asunto vinculado al narcotráfico, y tras un breve paso por un penal para mujeres, fue encerrada en una celda con 40 hombres que la acosaron y amenazaron de violación durante diez horas.
Hace dos años, la dominicana demandó ante un tribunal federal en Miami a la enfermera y al médico de la cárcel que confundieron su sexo, pero un juez desestimó el caso argumentando que los funcionarios penitenciarios están protegidos de demandas por negligencia.
Hasta que el mes pasado un tribunal de apelaciones readmitió el caso, que ahora seguirá su curso.
«Estoy muy satisfecho con la decisión del tribunal de apelaciones y estamos deseosos de volver a la corte y de seguir peleando por los derechos de la señora Pichardo», dijo este lunes a la AFP David Kubiliun, uno de sus abogados.
Un día después de haber ingresado a una cárcel de mujeres en Miami (Florida, sureste de EEUU), Pichardo fue enviada a la unidad médica para un control de rutina.
«Pichardo tenía 50 años en ese momento y tomaba una terapia de reemplazo hormonal prescrita por un doctor para aliviar los síntomas de la menopausia», escribió Hull en su fallo.
Sin examinarla físicamente, la enfermera Fatu Kamara Harris y el médico Fredesvindo Rodríguez García asumieron que la terapia de reemplazo hormonal se debía a que Pichardo era transgénero.
Pero «en ningún momento el doctor Rodríguez García preguntó a Pichardo si ella era mujer, hombre o transgénero. Vagamente le preguntó sobre sus ‘partes sexuales’ (…). Tampoco preguntó por qué ella tomaba una terapia de reemplazo hormonal», escribió Hull.
Como resultado, Pichardo fue transferida a una cárcel masculina.
Allí fue encerrada en una celda con 40 hombres que la acosaron verbalmente, la mujer «estaba aterrorizada», señala la demanda. «Tenía tanto miedo de usar el baño delante de los hombres que se orinó encima».
Un oficial de la prisión le dijo en español, cuando la encerró: «Suerte si te veo viva mañana».
Ante la evidencia del error, unas diez horas después Pichardo fue examinada físicamente y reenviada a la cárcel de mujeres.
Al cabo de unos meses, las autoridades le levantaron los cargos y la mujer fue liberada.