Panamá.- A solo cuatro meses de la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ), un confuso homicidio —en el que está mencionado una emblemática y popular figura del clero panameño— sacude a la Iglesia católica.
David Cosca, el carismático sacerdote especialista en tratos con jóvenes y exorcionismos, es una de las piezas requeridas por los agentes de investigación para aclarar la historia de sangre escrita el 7 de julio de 2018, en la habitación 47 del Hotel El Panamá, reservada y rentada para Hidadi Saavedra.
Eduardo Calderón, de 37 años, murió como consecuencia de un fuerte golpe en la cabeza causado por un objeto contundente que le provocó una fractura intracraneal y una hemorragia.
El homicidio fue reportado por los principales diarios de crónica roja, que relacionaban como autor de los hechos a Hidadi Saavedra, de 43 años, quien supuestamente era cuñado de la víctima, y quien mantenía una estrecha relación de amistad con el cura, según entrevistas realizadas por el Ministerio Público, a las que ha tenido acceso este medio de comunicación.
Pero, el nombre del sacerdote solo salió a relucir dos meses después, cuando los medios de comunicación tuvieron acceso a documentos e información del caso en el que era mencionado.
La noticia corrió como pólvora porque se mencionaba a un miembro de un clero religioso al que pertenecen por lo menos el 85% de los panameños.
Los hechos ocurrieron el pasado 6 de julio, luego de que Eduardo Calderón y otras dos personas –Hidadi Saavedra y Marlena Rodríguez– ingresaran en la habitación 47 del Hotel El Panamá, después de haberse encontrado en el Casino Crown del mismo hotel.
Rodríguez declaró a las autoridades que abandonó la habitación poco después de la medianoche, dejando en esta a Saavedra y a Eduardo Calderón.
Esa noche Valentín Calderón era uno de los huéspedes del hotel. Él estaba de días libres y celebraba su cumpleaños. Pero sin planificarlo, se cruzó con la escena del crimen.
Estando en la habitación 20 del Hotel El Panamá decidió tomarse unos tragos de ron. Fue entonces cuando llamó al room service para solicitar hielo y, aunque insistió, nunca le contestaron.
A eso de las 2:50 de la mañana iba en dirección al restaurante que está lateral a la piscina cuando en las escaleras se encontró con un sujeto de contextura mediana, alta estatura, tez blanca, cabello negro, tirado en el piso, boca abajo, en un charco de sangre que iba desde la cintura hasta la cara, aclaró a las autoridades. La escena le causó impresión. Así , curioso, fue que se decidió a mirar porque la persona hacía un ruido como si se estuviera ahogando.
Como no vio a nadie en la piscina ni en sus instalaciones, alertó a dos agentes de seguridad del hotel sobre la macabra escena, y estos a su vez llamaron al 911 para que socorrieran a la víctima, quien supuestamente estaba casi desnudo. La víctima fue trasladada a urgencias del hospital donde posteriormente falleció.
El cuerpo, según los informes de la Fiscalía Superior Metropilitana, fue encontrado en medio de un charco de sangre. Las escaleras y los pasillos que conducían a la habitación 47 y 48 también tenían muestras de sangre humana.
Los informes periciales del Laboratorio de Análisis Biomolecular del Instituto de Medicina Legal y Ciencias Forenses establecen que una sustancia color rojo hallada en pasillos y escaleras era sangre humana. Los perfiles genéticos de la sustancia han sido comparados con los de Calderón y Saavedra, dando resultados positivos.
El sacerdote, sin embargo, no figura en la escena del crimen. Aunque él reconoce que ingresó a la habitación para conversar y confesar a Saavedra, aseguró que se retiró de la pieza.
La pregunta que nadie podía responder en un principio era, ¿cómo había quedado el cura envuelto en la trama? La versión que trascendió era que el día 6 de julio de 2018, el sacerdote había rentado la habitación 47 para Hidadi Saavedra quien llegaba de Nueva York.
La habitación, según fuentes judiciales, fue usada por el presunto homicida y algunas de sus amistades para una reunión privada.
Pero, ¿por qué rentaría el cura una habitación para otra persona? Ramiro Acevedo, en una ampliación de una entrevista a los entes de investigación, dijo que ‘Hidadi mantenía una relación más allá de la amistad con el padre’. A los medios ha trascendido que el cura conocía al implicado, quien incluso le llamaba ‘tío’.
Según el entrevistado, Cosca tenía atenciones con Saavedra que iban desde conseguirle habitaciones con los beneficios que mantenía hasta darle dinero para arreglar su carro.
La amistad de ambos databa de muchos años; según el entrevistado, desde que era monaguillo y acompañaba al sacerdote a realizar exorcismos.
El arzobispo José Domingo Ulloa, consultado por los medios, solo se remitió a decir que uno de sus miembros había sido separado de sus deberes y responsabilidades como párroco y como presbítero.
Ulloa aclaró que la iglesia no había sido informada de una acusación contra el sacerdote. ‘Se tomó la previsión para que la iglesia realice las investigaciones pertinentes del caso’, explicó.
El jefe de la Iglesia católica de la ciudad panameña aseguró que se colaboraría con la justicia ordinaria y el respeto al debido proceso siguiendo las directrices del Papa Francisco.