Distrito Nacional. El jurista John Garrido declaró hoy para respuestaprocesal.com.do lo siguiente:
El juez penal de la Suprema Corte de Justicia Hirohito Reyes dio un gran ejemplo para el resto de los jueces penales al no acoger la única medida coercitiva que pide el Ministerio Público y la única medida coercitiva que los jueces penales aplican, me refiero a la prisión preventiva.
Este honorable juez de la sala penal de la Suprema Corte de Justicia en ocasión del caso penal que envuelve a un Vice Ministro el cual está imputado del delito de abuso sexual por una ciudadana canadiense, por cuyo hecho el Ministerio Público había solicitado un año de prisión preventiva dicho juez la rechazó con una ponderación basada en la Constitución, las Convenciones Internacionales y el Código Procesal Penal.
El populismo penal actualmente es la corriente penal que está impactando enormemente en la toma de decisión del juez penal y en el dictamen del Ministerio Público en la República Dominicana. Esta corriente que felizmente ejecutan todos los jueces penales y el Ministerio Público han convertido a la República Dominicana en uno de los cinco países que más presos sin juicio o presos preventivos del mundo tienen en su sistema penitenciario.
El juez penal y el Ministerio Público dominicano al adoptar el populismo penal como norte de su decisión penal no solo han dañado nuestro sistema penitenciario sino que constantemente violan la Constitución y los Tratados Internacionales de Derechos Humanos ratificados por el Estado Dominicano.
Tanto la Constitución, Tratados Internacionales y la ley procesal penal adoptan la prisión como ultima repuesta penal (ultima ratio) y ofrecen otras medidas alternativas distinta a la prisión preventiva. Sin embargo, el juez penal y el Ministerio Público desoyen este principio constitucional.
La fórmula populismo penal se le adjudica al jurista francés Denis Salas. Con ella el juez penal y el Ministerio Público buscan dar circo y pan como estrategia de entretenimiento al pueblo para calmarlos de la inseguridad ciudadana. Es como darle un caramelo dulce al pueblo y con ello saciarle la sed de sangre que debe ser derramada en la arena del coliseo penal por el supuesto delincuente.
El populismo penal también le asegura al juez penal cierta admiración del pueblo y estar frio con la prensa, a su vez, pone al Ministerio Público ante el pueblo, que la solicitud de prisión preventiva, es una forma de demostrar que se está trabajando mucho para acabar con la delincuencia.
El juez penal y un Ministerio Público populista son un verdadero peligro constitucional para el sistema jurídico dominicano. Su populismo penal es una afrenta al buen derecho y una irresponsabilidad que debe ser enfrentada.
Los jueces populistas no buscan aplicar la ley y la Constitución sino complacer al pueblo, estar bien con el pueblo, evitar un juicio disciplinario y afectar su independencia. El juez penal está comprometido solo con la ley y la Constitución. No debe tener compromiso con el pueblo ni la lucha contra el crimen. Sus decisiones son contra mayoritaria y no se deben al pueblo. Se deben a la justicia.
Ojala esta decisión del juez Hirohito Reyes impacte y sirva de guía al resto de los jueces penales y al Ministerio Público para que miren más la Constitución, y que jueces y fiscales paren esta carrera y competencia del que más presos tenga.
John Garrido
Catedrático de Derecho Penal UASD