Más del 50 % de los periodistas muertos en 2016 trabajaban en Oriente Medio

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NUEVA YORK.- Los conflictos armados en Siria y otros países de Oriente Medio han causado más de la mitad de las 48 muertes de periodistas en 2016, según un informe difundido hoy por el Comité para la Protección de los Periodistas (CPJ, en inglés).

La cifra supone una reducción respecto a 2015, cuando el CPJ documentó 72 muertes, aunque la organización señaló que los fallecimientos en combate y en incidentes de fuego cruzado han alcanzado este año la cifra más alta desde que el CPJ comenzó a elaborar estos informes en 1992.

En 2016, más de la mitad de los casos se dieron en Oriente Medio, con Siria a la cabeza por quinto año consecutivo, con al menos 14 periodistas muertos hasta el momento.

La guerra en Siria sigue dejando una trágica marca en el ejercicio del periodismo; el dato eleva el total de informadores fallecidos a 107 desde el inicio de la guerra en 2011.

Entre ellos se incluyen los casos de periodistas como el fotógrafo de 20 años de edad Osama Jumaa, quien murió mientras informaba sobre las secuelas de un bombardeo en Alepo.

«Los periodistas que cubren guerras continúan muriendo a un ritmo extraordinariamente alto, como reflejo de la brutalidad e imprevisibilidad de los conflictos modernos», afirmó el director ejecutivo del CPJ, Joel Simon.

Sin embargo, señaló que el declive en la cifra de periodistas que han sido asesinados en 2016 es «una buena noticia» y demuestra «la importancia crítica de la lucha para poner fin a la impunidad».

Tras Siria, Irak y Yemen fueron los países más peligrosos para la prensa en 2016, con seis fallecimientos cada uno.

En el caso de Yemen, la cifra de periodistas fallecidos ha aumentado a medida que los combates se han intensificado.

Así, los conflictos de Siria, Irak, Yemen, Libia, Afganistán y Somalia acabaron con la vida de un total de 26 periodistas.

Según el CPJ, los periodistas que cubren conflictos no solamente corren el riesgo de morir en combate, sino también de ser secuestrados o asesinados por el Estado Islámico y otros grupos radicales.

El Estado Islámico se adjudicó la autoría del asesinato del periodista sirio Zaher al-Shurqat, entre otros, quien recibió un disparo mientras realizaba una cobertura en la ciudad turca de Gaziantep en abril.

La organización, con sede en Nueva York, destaca que el Estado Islámico es responsable de la desaparición de al menos once periodistas desde 2013, cuya muerte no ha podido ser confirmada.

De acuerdo con los datos del informe, 18 periodistas fueron blanco de asesinato selectivo en 2016, la cifra más baja desde 2002.

En este sentido, el CPJ considera que una de las razones de este declive podría ser que los medios «están asumiendo menos riesgos» a la hora de enviar a sus informadores a zonas de conflicto.

Asimismo, apunta que la impunidad persiste «a niveles alarmantes», lo que fomenta la autocensura y otros instrumentos para silenciar el periodismo crítico, en tanto que los profesionales huyen al exilio o renuncian a su labor informativa para evitar riesgos graves.

En Latinoamérica el CPJ documentó la muerte de un periodista en Brasil -la cifra más baja desde 2010-, João Miranda do Carmo, y dos en México, Elidio Ramos Zárate y Marcos Hernández Bautista, ambos en el estado de Oaxaca.

La organización aún está investigando 27 muertes de periodistas ocurridas este año para saber si estuvieron relacionadas con su profesión.

De esos casos pendientes de verificar, siete corresponden a periodistas muertos en México y dos en Brasil.

El CPJ destaca casos mediáticos de periodistas como Pavel Sheremet, nativo de Bielorrusia y galardonado con el Premio Internacional a la Libertad de Prensa de 1998, quien murió asesinado el pasado julio en Kiev (Ucrania) cuando un artefacto explosivo detonó en el coche que conducía.

El 75 % de los periodistas muertos en 2016 se dedicaba a la cobertura de conflictos y guerras, mientras que el 38 % cubría asuntos políticos.

El empleo más común desempeñado por los periodistas fallecidos este año fue el de fotógrafo y camarógrafo, seguido por el de redactor en medios digitales. EFE