WASHINGTON. Las economías de Medio Oriente están arrasadas por las guerras y desplazamientos de poblaciones y generan monumentales desafíos humanitarios y de desarrollo, dijo el viernes el Fondo Monetario Internacional (FMI).
Crecimiento económico en caída libre, imparables desequilibrios fiscales y una diezmada fuerza laboral, obligan nuevamente a nuevos esfuerzos de países donantes y la coordinación de la ayuda humanitaria, dice el informe divulgado a tres días de una reunión de la ONU sobre la crisis de los refugiados.
La directora gerente del FMI, Christine Lagarde, dijo que los desastres económicos arrasan a Medio Oriente mientras todos los ojos están puestos en el aspecto humanitario de sus guerras.
“La mayor parte del capital productivo en las zonas de conflicto ha sido destruido, las pérdidas de riqueza personal y de ingresos son enormes y el capital humano se deteriora por falta de empleos y educación”, afirmó Lagarde en un documento adjunto al informe del FMI.
La Asamblea General de las Naciones Unidas celebrará el lunes una reunión de alto nivel para coordinar respuestas internacionales a la crisis de los refugiados y migrantes.
El informe del FMI sigue a otro del Banco Mundial (BM) conocido el jueves en el que se advierte que el peso de la cantidad de refugiados y desplazados cae mayormente en los hombros de países pobres. Eso, indicó el BM, obliga a coordinar los esfuerzos de ayuda humanitaria.
“En diferentes grados, estos países hacen frente a una gran cantidad de refugiados, débil confianza y declinante cohesión social; lo cual corroe la calidad de la instituciones y su posibilidad de emprender reformas económicas más que necesarias”, dice el informe del FMI.
En Siria los daños al capital físico llegan a 137,8 billones de dólares; lo que equivale al 230% del PIB anterior a la guerra, dijo el FMI.
Además el conflicto ha causado 470.000 muertos, desplazó a 6,6 millones y 5 millones huyeron el país; lo cual significa que Siria perdió casi la mitad de su población.
Los daños a la gobernanza, ingresos fiscales e instituciones como bancos centrales son profundos: Yemen, por ejemplo, recogió ingresos fiscales un 60% menores de los que tenía como meta.
Ante tamaño desastre, los gobiernos pueden caer en peligrosas tentaciones: jaqueados por sus magros ingresos, pueden apelar a manipular el tipo de cambio y aplicar impuestos contra sus enemigos y a favor de sus aliados.
El FMI dijo que esos países en guerra pueden enfrentarse a una elevada inflación e incluso al colapso del gasto público.
En paralelo, los servicios públicos se deterioran lo cual, incluso, impacta en los países vecinos.
Líbano, por ejemplo, acogió en sus escuelas a la mitad de los niños refugiados de Siria. Eso atiborró las aulas y redujo la calidad de la educación.
El informe dice que es imperioso más ayuda humanitaria pero también unir fuerzas para empujar al desarrollo.
Además, evitar el aumento de la pobreza en esos países es una apremiante necesidad, dice el FMI, y eso requiere inversión pública en infraestructura para así crear oportunidades para la población.
Si llega la paz, la reconstrucción requerirá un “considerable financiamiento” que superará largamente las posibilidades de ingresos de esos países devastados y endeudados, advierte el FMI.