BEIRUT/GINEBRA. La tercera conferencia de paz para Siria se inaugura mañana tras una serie de sobresaltos que no han cesado en las últimas horas, un aplazamiento de cinco días e imprevistos que obligarán a abrir las conversaciones con una representación muy parcial de la oposición.
La Comisión Suprema para las Negociaciones (CSN), el principal grupo opositor invitado a estas conversaciones en Ginebra, decidió hoy a última hora que no acudirá este viernes a su apertura, según indicaron a Efe fuentes internas.
La principal razón esgrimida por sus dirigentes es que no han recibido garantías de la ONU de que se cumplirán sus peticiones, que están relacionadas con el acceso de ayuda humanitaria a localidades cercadas por las fuerzas gubernamentales y el cese de los bombardeos rusos y del régimen sirio.
Sin embargo, la CSN no ha dicho un “no” rotundo a participar en este proceso diplomático y sus líderes volverán a reunirse mañana para continuar deliberando al respecto.
La CSN cuenta con el respaldo de Estados Unidos y de Arabia Saudí.
El resto de oposición siria invitada a Suiza es tolerada por el régimen del presidente Bachar al Asad y mantiene lazos de distinta intensidad con Rusia, que junto a Irán es el mayor aliado externo del Gobierno de Damasco.
Es así que a insistente petición de Moscú, el líder del Frente Popular para el Cambio y la Liberación, Qadri Yamil, recibió una invitación para estas negociaciones.
Yamil fue viceprimer ministro para Asuntos Económicos de Siria desde mediados de 2012, un puesto de mucha visibilidad pero con escaso poder que ostentó hasta octubre de 2013. Previamente, había mantenido contactos con países occidentales que buscaban un recambio para Al Asad.
El tercer opositor sirio invitado a Ginebra es Haizam Manaa, del Consejo de Siria Democrática, un dirigente histórico de la oposición, pero al que nadie reconoce un poder real, aunque defiende la incorporación a este proceso de representantes del Partido de la Unión Democrática, que representa a los kurdos sirios.
Los kurdos no sólo representan cerca del 9 por ciento de la población siria, sino que controlan un importante territorio en el norte del país y son una fuerza vital contra la expansión del grupo yihadista Estado Islámico (EI).
Las negociaciones para poner fin a la guerra civil en Siria empezarán de este modo sin la coalición que representa a las fuerzas políticas y armadas que han desafiado a Al Asad y que llegaron a ponerle en jaque hasta que Irán y Rusia acudieron en su auxilio.
Las cartas todavía no están echadas, como señaló hoy el dirigente de la Coalición Nacional Siria, CNFROS, Monzer Akbik, quien se mostró confiado en que al final una delegación opositora viajará a Ginebra, probablemente el lunes.
Para la ONU, ni Siria, ni el resto de países de la región o el resto del mundo pueden permitir un nuevo fracaso, como los que ya ocurrieron en las anteriores conferencias de paz realizadas en junio de 2012 y en enero de 2014.
“Desde la ONU, no los vamos a defraudar. Nunca abandonaremos al pueblo sirio, pero necesitamos que sientan que éste es el momento acertado; haremos todo lo que podamos”, aseguró el mediador en estas negociaciones, Staffan de Mistura.
La guerra ha desmembrado prácticamente a Siria, con una parte que está ahora en manos del EI y áreas dispersas controladas por distintos grupos rebeldes.
Además, la contienda provoca desde 2015 la peor crisis de refugiados en Europa en los últimos setenta años, con 1,4 millones de llegadas y previsiones que apuntan a entradas masivas nuevamente este año.