Ciudad del Vaticano, 26 ene (EFE).- El papa Francisco pidió hoy que el Jubileo de la Misericordia sirva para despertar la conciencia «muchas veces aletargada ante el drama de la pobreza», en el mensaje publicado hoy para la Cuaresma, el periodo que precede a la Semana Santa para los católicos.
En el mensaje, Francisco recordó el tema de este Año Santo que comenzó el pasado 8 de diciembre y concluirá el 20 de noviembre al explicar que «las obras de misericordia transforman el corazón del hombre haciéndole experimentar un amor fiel».
«Ellas nos recuerdan que nuestra fe se traduce en gestos concretos y cotidianos, destinados a ayudar a nuestro prójimo en el cuerpo y en el espíritu», agregó.
Para Francisco estas obras de misericordia tanto corporales como espirituales a las que están llamados los fieles durante este año, y en especial durante el tiempo de la Cuaresma, «serán un modo para despertar nuestra conciencia, muchas veces aletargada ante el drama de la pobreza, y para entrar todavía más en el corazón del Evangelio, donde los pobres son los privilegiados de la misericordia divina».
Entre ellos, el pontífice argentino recordó la necesidad de cercanía «aún más cuando el pobre es el hermano o la hermana en Cristo que sufren a causa de su fe».
En su reflexión, Francisco dijo que «el pobre más miserable es quien no acepta reconocerse como tal. Cree que es rico, pero en realidad es el más pobre de los pobres».
«Cuanto mayor es el poder y la riqueza a su disposición, tanto mayor puede llegar a ser este engañoso ofuscamiento», agregó.
Este comportamiento para Francisco puede derivar en un «soberbio delirio de omnipotencia» y en el creerse Dios, y «puede asumir formas sociales y políticas, como han mostrado los totalitarismos del siglo XX», denunció.
Ante ello, advirtió también de las actuales «ideologías del pensamiento único y de la tecnociencia, que pretenden hacer que Dios sea irrelevante y que el hombre se reduzca a una masa para utilizar».
Así como, la actual «idolatría del dinero» que, como consecuencia, hace que «las personas y las sociedades más ricas se vuelven indiferentes al destino de los pobres, a quienes cierran sus puertas, negándose incluso a mirarlos».
Para Francisco sólo en el amor al prójimo y al más necesitado «está la respuesta a la sed de felicidad y de amor infinitos que el hombre -engañándose- cree poder colmar con los ídolos del saber, del poder y del poseer».