MOSCÚ. Rusia castigó ayer a Turquía por el derribo de su bombardero Su-24 en la frontera siria con la imposición de visados, la suspensión de la cooperación militar y apoyando la iniciativa francesa de cerrar la frontera con Siria.
“Los dirigentes rusos han tomado la decisión de suspender el régimen sin visados en vigor actualmente entre Rusia y Turquía”, aseguró Serguéi Lavrov, ministro de Exteriores ruso, en rueda de prensa.
La medida, que entrará en vigor el 1 de enero de 2016, es la primera que adopta Rusia contra Turquía, pero no la última, ya que el Gobierno anunciará hoy un paquete de medidas que afectarán al comercio, las inversiones y el turismo.
Si el presidente ruso, Vladímir Putin, ya reaccionó con inusitada ira tras el incidente, la indignación del Kremlin ha ido en aumento a medida que el líder turco, Recep Tayyip Erdogan, insistía en negarse a admitir el error y pedir disculpas formales.
Aunque ese es el auténtico motivo de la introducción de visados, Lavrov, que ya había recomendado a los rusos que no viajaran a ese país y a los que ya se encuentran allí, que regresaran cuanto antes, subrayó que la razón es la latente amenaza terrorista en Turquía.
“Esta amenaza no es un invento, es muy real. Nosotros informamos de ella a los ciudadanos rusos con total responsabilidad”, resaltó.
La excusa rusa es que Turquía no es un país más seguro que Egipto, donde un Airbus ruso con 224 turistas fue objeto a finales de octubre de un atentado yihadista.
El acuerdo de exención de visados fue suscrito por los Gobiernos de ambos países en 2010 y entró en vigor en abril de 2011, lo que disparó el flujo de turistas a Turquía.
Según el Gobierno, casi 10.000 rusos se encuentran en estos momentos en Turquía, adonde muchos turistas viajaron después de que el Kremlin prohibiera los viajes a Egipto.
La agencia estatal de turismo, Rosturism, estima en unos 10.000 millones de dólares el perjuicio anual para Ankara debido a la pérdida del mercado ruso, ya que unos 4,4 millones de turistas procedentes de este país descansan anualmente en Turquía.
Al mismo tiempo, el Gobierno, cuyo primer ministro, Dmitri Medvédev, tachó de “acto de agresión” el derribo el martes del avión ruso por un F-16 turco, adelantó que mañana anunciará nuevas sanciones contra Ankara.
Por de pronto, Rusia suspenderá las negociaciones sobre un acuerdo para un régimen de preferencias en materia de servicios e inversiones con Turquía y podría restringir también las operaciones de comercio exterior y las transacciones financieras.
Según el Ministerio de Agricultura, Rusia tiene alternativa a los productos agrícolas turcos -Marruecos, Sudáfrica, Irán, Uzbekistán y Azerbaiyán-, por lo que Moscú podría prohibir mañana las importaciones de frutas (cítricos) y verduras (tomates) de ese país.
Uno de los proyectos afectados podría ser el gasoducto Turkish Stream, crucial para Rusia, que quiere suministrar gas al sur de Europa a través del mar Negro y territorio turco, evitando así el tránsito a través de Ucrania.
También peligra la construcción de la central nuclear de Akkuyu, la primera en la historia de Turquía, que está siendo erigida por ingenieros rusos, proyecto en el que Moscú ha invertido ya 3.000 millones de dólares.
Turquía es el quinto socio comercial de Rusia con un volumen de intercambios de más de 18.000 millones de dólares anuales, por lo que algunos analistas han advertido que la economía rusa, que se encuentra en plena recesión, también saldrá perdiendo.
El Servicio Federal de Cooperación Militar secundó hoy la medidas sancionadoras y adelantó que suspenderá todos los proyectos conjuntos con Turquía, país que tenía pensado adquirir nuevo armamento ruso.
“Pese a que Turquía es miembro de la OTAN, la cooperación técnico-militar con Turquía se desarrollaba de manera muy dinámica. En breve estos proyectos serán congelados”, dijo la fuente a la agencia oficial RIA Nóvosti.
Por otra parte, Lavrov subrayó que Rusia apoya “activamente” el cierre de la frontera entre Siria y Turquía, medida propuesta esta semana por el presidente francés, Francois Hollande, tras reunirse con el líder de EEUU, Barack Obama.
“Estamos convencidos de que al cerrar la frontera solucionaríamos en gran medida la tarea de acabar con el terrorismo en el territorio de Siria”, dijo Lavrov en rueda de prensa conjunta con el ministro de Exteriores sirio, Walid al Mualem.