3 de febrero es la fecha elegida para celebrar en todo el mundo el Día Internacional del abogado. Un día para reconocer el trabajo de los y las abogados y abogadas; una profesión vocacional e imprescindible.
Todos nuestros derechos, libertades y obligaciones — así como sus respectivos límites — están recogidos en diferentes reglamentos, leyes, códigos y normas. Como sociedad, vivimos rodeados de todos estos instrumentos. Y el Derecho, como disciplina encargada de construirlos, interpretarlos y aplicarlos, crece y evoluciona conjuntamente con la sociedad a la que pertenece. Sus objetivos últimos son la igualdad, la justicia, la seguridad y la protección de todos sus integrantes, sin distinción y en todos los órdenes de la vida.
Pero no todos podemos dominar el lenguaje, los mecanismos y las herramientas necesarias para que esa «maquinaria», la del Derecho, funcione de manera eficiente. También como sociedad necesitamos profesionales jurídicos especializados que nos ayuden en nuestra convivencia e interacción con la Ley.
Estamos hablando de los abogados, una profesión vocacional, pero imprescindible, sin la que sería imposible la cohesión social y el ejercicio de nuestros derechos fundamentales. Los abogados conforman un colectivo profesional incombustible y dinámico, con incontables campos de actuación, y son una de las garantías del Estado de Derecho.
¡Feliz Día Internacional del Abogado!